ducha
El auténtico despertador matutino que nos hace despedirnos del mundo de los sueños para empujarnos al otro recibe su nombre del francés, idioma en que la palabra se dice douche. Pero, pese a ser esa lengua tan prolífera también en voces de aseo (bidet, toilette, etc.), en este caso debe el nombre al italiano doccia, 'tubería, caño, cañería', y, por supuesto, 'ducha'. Esta voz procede de un anterior doccione que fue tomada directamente del acusativo ductione(m) de la palabra latina ductio, 'conducción', como vemos en voces como con-ducto, con-ducta, oleo-ducto. El nombre derivó del verbo ducere, 'guiar, conducir' (>> duque), y son múltiples las voces españolas que lo conservan: de-ducir, ab-ducir y hasta e-ducar ('guiar [al niño]'), por ejemplo. >> pedagogo.
Diccionario del origen de las palabras