idiota
Quien padece el grado más grave del retraso mental, con un cociente intelectual de 20, una edad mental máxima de 3 años, y que tiene graves dificultades para aprender o para valerse por sí mismo recibe (o recibía, en plena vigencia de lo socialmente correcto) el tristemente popular diagnóstico de idiota, por un proceso que ya estaba latente desde su propia etimología, y que parece repetirse con la voz >>imbécil, y otras tantas de la especialidad psiquiátrica (>> estúpido, mongólico, subnormal, retrasado, etc.).
La palabra entró en nuestro idioma -allá por el siglo XII- a través del francés, bajo la forma idiot, mera adaptación del latín idiota, palabra clásica que en dicho idioma significaba 'persona ignorante', curiosamente el mismo valor que tenía en español antiguo. Pero, a su vez, como casi todas las palabras clásicas, el latín la recibió del griego idiótes, con dos valores diferentes: por un lado, el ya citado de 'persona ignorante' o 'profano en alguna materia, no especialista, no técnico en una profesión', y, por otro, el de 'hombre de la calle o «de a pie», plebeyo, particular', a partir del adjetivo ídios, 'propio, personal, peculiar', raíz que se conserva en la palabra >>idioma.
Este significado de 'inexperto, poco ducho' tuvo bastante vigencia en la Europa medieval hasta el punto de que en los monasterios se llamaba idiota al miembro de la comunidad que no dominaba el latín, que lo hablaba con errores o giros propios de su lengua, lo que generó el doblete de 'lengua propia', es decir, idioma e idiotismo, pero también, 'lengua incorrecta, defectuosa', que fue por donde vino la connotación insultante que terminaría imponiéndose con tal fuerza que acabaría generando el sustantivo idiotez, frente al médico idiocia, sólo usado como tecnicismo.
Diccionario del origen de las palabras