imán
El mágico momento en que, de niños, se descubre la sorprendente propiedad del imán, lo convierte en algo realmente especial, como lo era, pero por otros motivos, para los griegos, que se referían a él como adámantos, palabra, a su vez, formada por la a- negativa y el verbo damán, 'vencer, domar', por lo que la palabra tenía el valor de 'invencible, indomable'. Esta voz se aplicaba tanto al >>diamante como al acero, en relación con la dureza y con la resistencia física de ambos materiales. A partir de aquí, el griego prestó su palabra al latín como adamante(m), convertido en adimante en latín vulgar. De esta fuente la tomó el francés antiguo modificada en aпmant, hasta llegar a la forma actual francesa de aimant, de donde la tomó el español.
Se ve, pues, que el diamante y el imán tienen en común algo más que lo mágico y lo fantástico.
Diccionario del origen de las palabras