orgullo

■ Los cántaros, cuanto más vacíos, más ruido hacen. (Alfonso X El Sabio)

■ La vanidad es la espuma del orgullo. (Alphonse Karr)

■ Los que están siempre de vuelta de todo son los que no han ido nunca a ninguna parte. (Antonio Machado)

■ Vano quiere decir vacío: de modo que la vanidad es tan poca cosa, que apenas puede decirse de ella cosa peor que su nombre. (Chamfort)

■ Dos cosas hay que quitarle a los hombres: la vanidad y la desconfianza. (Epicteto)

■ La vanidad es tan fantástica, que hasta nos induce a preocuparnos de lo que pensarán de nosotros una vez muertos y enterrados. (Ernesto Sábato)

■ La vanidad es la necedad del egoísmo, y el orgullo, la insolencia de la vanidad. (Fernán Caballero)

■ La soberbia nunca baja de donde sube, pero siempre cae de donde subió. (Francisco De Quevedo)

■ El orgullo no quiere deber y el amor propio no quiere pagar. (François De La Rochefoucauld)

■ Las más violentas pasiones nos dan a veces alguna tregua; la vanidad nunca. (François De La Rochefoucauld)

■ La vanidad de los demás resulta insoportable porque hiere: la nuestra. (François De La Rochefoucauld)

■ La virtud no iría tan lejos si no la acompañase la vanidad. (François De La Rochefoucauld)

■ Si la vanidad no echa por tierra todas las virtudes, por lo menos las hace vacilar. (François De La Rochefoucauld)

■ Si no tuviéramos orgullo, no nos lamentaríamos del de los demás. (François De La Rochefoucauld)

■ Lo que verdaderamente halaga a un hombre es que se crea que merece la pena halagarle. (George Bernard Shaw)

■ Muchas mujeres coquetean con un hombre porque es inofensivo, pero se cansan de él por la misma razón. (George Bernard Shaw)

■ Era como un gallo que creía que el sol había salido para oírle cantar. (George Eliot)

■ La coqueta es una mujer que hace por vanidad lo que la cortesana por ganar dinero. (George Sand)

■ Todos los cementerios están llenos de gente que se consideraba imprescindible. (Georges Clemenceau)

■ La especie más temible de los vanidosos es la de los que tienen, en efecto, motivos para su vanidad. (Gregorio Marañón)

■ El orgullo divide a la humanidad, la humildad la une. (Henri Lacordaire)

■ El orgullo de los vanidosos está hecho de la humildad de los poltrones. (Hermann Burger)

■ Hay que dejar la vanidad a los que no tienen otra cosa que exhibir. (Honoré De Balzac)

■ Las coquetas son como los cazadores que se ufanan en cazar, pero que no comen la presa. (Honoré De Balzac)

■ El mal de nuestro tiempo es la superioridad. Hay más santos que hornacinas. (Honoré De Balzac)

■ Suprime la vanidad en las mujeres y habrás suprimido la mitad, por lo menos, de ambición en los hombres. (Jacinto Benavente)

■ Suprime la vanidad en las mujeres y habrás suprimido la mitad, por lo menos, de ambición en los hombres. (Jacinto Benavente)

■ El que quiere adoptar el continente de un hombre orgulloso debe ocultar su vanidad. (Jonathan Swift)

■ La vanidad no atiende a razones sino cuando está satisfecha. (Joseph Joubert)

■ Cuando un grande comete una bajeza, piensa disimularla con altanería. (L. A. De La Beaumelle)

■ El que todo lo juzga fácil, encontrará muchas dificultades. (Lao-Tsê)

■ El necio vanidoso es el enemigo nato de la gente de talento. (Marqués De Vauvenargues)

■ Los vanidosos no pueden ser hábiles, porque no son capaces de callarse. (Marqués De Vauvenargues)

■ Y por mucha soberbia y por orgullo, donde es más escarpado, tiene el camino. (Matteo Maria Boiardo)

■ La vanidad es la base de toda revolución, la libertad no es más que un pretexto. (Napoleón)

■ ¿Para qué la pompa y la vanidad? Desnudo nací, desnudo moriré. (Paladio)

■ Una onza de vanidad deteriora un quintal de mérito. (Proverbio Turco)

■ El canal se complace pensando que los ríos no existen sino para traerle agua. (Rabindranath Tagore)

■ Un hombre orgulloso es dificilísimo de contentar, porque siempre espera demasiado de los demás. (Richard Baxter)

■ La belleza de una mujer fatua es como sortija de oro en el hocico de un cerdo. (Salomón)

■ Cosa corriente es que vanidosos y presuntuosos finjan poseer lo que desean. (Santiago Ramón Y Cajal)

■ La vanidad nos persigue hasta en el lecho de la muerte. La soportamos con entereza porque deseamos superar su terrible grandeza y cautivar la admiración de los espectadores. (Santiago Ramón Y Cajal)

■ Nada es tan bajo y vil como ser altivo con el humilde. (Séneca)

■ Vale más consumir vanidades de la vida, que consumir la vida en vanidades. (Sor Juana Inés De La Cruz)

■ La más segura cura para la vanidad es la soledad. (Thomas C. Wolfe)

■ Es la coqueta mujer

que pasa alegre su vida,

procurando ser querida

y no pensando en querer. (Tomás De Iriarte)

■ El orgullo de los humildes consiste en hablar siempre de sí mismos; el orgullo de los grandes, en no hablar de sí nunca. (Voltaire)

■ Lo que más irrita a los orgullosos es el orgullo de los demás. (William Cowper)

■ Vale más morir de inanición que implorar una recompensa que se tiene ya merecida. (William Shakespeare)