A quien dan, no escoge.

O no debe escoger, quiere decir. No lo entendía así aquel que una vez, a la mesa con otro, tomó para sí, sin empacho alguno, la mejor tajada. Y como el otro, incomodado, le afease tal proceder, arguyó: «-Tú, en mi caso, ¿qué hubieras hecho?» «-Lo contrario, naturalmente.» «-Pues ya está: así, los dos contentos, ¿no?».

Recurso: Diccionario de refranes, dichos y proverbios on Buho.Guru