A todo hay remedio, sino a la muerte.
Recogido por Cervantes en el Quijote, por Galdós en La de los tristes destinos y por Miguel Delibes en Cinco horas con Mario, suele decirse, a modo de consuelo, ante algún quebranto felizmente superado.
Recurso:
Diccionario de refranes, dichos y proverbios
on Buho.Guru