Al que mal hace, nunca le falta achaque.

Denuncia que el malintencionado siempre halla excusas para justificar sus acciones. Hasta don Juan Tenorio, después de sus devaneos, dijo aquello: «Llamé al cielo, y no me oyó, / y pues sus puertas me cierra, / de mis pasos en la tierra / responda el cielo, y no yo.».

Recurso: Diccionario de refranes, dichos y proverbios on Buho.Guru