Dame pan y llámame can.
Dícese, con irónico utilitarismo, del que a cambio de obtener algún provecho no vacila en comprometer su buena fama. Con parecido desgarro, se dice también: El dicho rueda por la plaza; pero el provecho se queda en casa.
Recurso:
Diccionario de refranes, dichos y proverbios
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