Guárdenos Dios de etcétera de escribano y de quid pro quo de boticario.

Del uno porque bajo sus «etcéteras», al igual que en la letra pequeña de los contratos, se escondía con frecuencia la verdadera almendra del escrito, y del otro, porque los lapsus farmacopeicos solían costar caro al sufrido paciente.

Recurso: Diccionario de refranes, dichos y proverbios on Buho.Guru