Música y flores, galas de amores.
Así se reputa, en efecto, a ambas cosas. De ahí que cuando agonizaba Quevedo, como éste -contra lo que entonces era costumbre- no dispusiese manda alguna con que costear la música del entierro y alguien se lo hiciese notar, respondió el moribundo: «La música páguela quien la oyere, que mis huesos, de todos modos, no han de perder el compás.».
Recurso:
Diccionario de refranes, dichos y proverbios
on Buho.Guru