Mangas, colgando, y las faldas, arrastrando, (Las)

Así se decía ya por Castilla en pasados siglos respecto del recato usual en la mujer. Bien al contrario que en la Grecia clásica, donde una vez, al entrar Diógenes en el templo, como viese a una mujer prosternada ante el altar, mas de manera tal que mostraba por detrás cuanto debiera mantener oculto, dijo: «¿No temes, mujer, que los dioses te vean por detrás?».

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