Ni a pícaro descalzo, ni a hombre callado, ni a mujer barbada, no le des posada.
Al primero, porque carece de medios para pagar el alojamiento; al segundo, porque esconde sus verdaderas intenciones, y a la tercera, por resultar desagradable su aspecto varonil. En sentido general, este refrán aconseja observar cautela antes de dar alojamiento a toda persona extraña.
Recurso:
Diccionario de refranes, dichos y proverbios
on Buho.Guru