No hay mejor lana que la gana.

Para dormir, se entiende. Así lo entendía también el general Weyler, hombre sobremanera cicatero y a quien su hijo un día vino a pedirle dinero para comprarse unas «camisas de dormir». «¡Pero qué estupidez! -exclamó don Valeriano-. ¡Camisas de dormir! Para dormir, hijo mío, lo único que hace falta es tener sueño.».

Recurso: Diccionario de refranes, dichos y proverbios on Buho.Guru