No hay palabra mal dicha si no fuese mal entendida.

Denuncia la instintiva inclinación del hombre retorcido a tergiversar aviesamente aquello que se dice sin malicia. Lo señala en El principito Saint-Exupéry: «La palabra es siempre fuente de malentendidos.».

Recurso: Diccionario de refranes, dichos y proverbios on Buho.Guru