Oído horadado, virgo quitado.

Advierte que la que escucha complacida palabras de amor y pasión acaba por sucumbir sin remedio. Ya lo decía Campoamor: «¡El oído, el oído! Ahí se esconde / el gran traidor que el corazón entrega; / él es la senda criminal por donde / desde fuera el amor al alma llega.».

Recurso: Diccionario de refranes, dichos y proverbios on Buho.Guru