Para ese viaje no se necesitan alforjas.
De este refrán se pueden hacer dos lecturas, por igual válidas: una como contestación a aquellos que, llegado el caso, brindan una ayuda tan onerosa como la propia dificultad, y otra, por la que se da a entender que el resultado obtenido en lo que fuere no es proporcional al esfuerzo aplicado para conseguirlo.
Recurso:
Diccionario de refranes, dichos y proverbios
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