Quien me ha dado, me da estado.

Reprende el acto de dar familiaridad a quien no es digno de ella. Refiere Timoneda que iba un villano escaleras arriba cuando, de pronto, se detuvo para abrocharse un borceguí, y el rey, que venía detrás, le azotó en el trasero para que abreviase, a lo que el truhán respondió con una poderosa ventosidad. Y ante los insultos del rey, replicó el villano: «¿A qué puerta llamará Su Majestad que no le respondan?».

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