Quien prevé, provee.

Alaba la virtud de la previsión, y aconseja guardar para el futuro. Bien lo sabía doña Mencía de Mendoza, la cual, en ausencia de su esposo, hizo construir de una tacada, en la ciudad de Burgos, la Casa del Cordón, la de la Vega de Gamonal y la capilla del Condestable, por el solo gusto de decirle luego al ausente amado: «Ya tenéis, señor, palacio donde morar, quinta donde cazar y capilla en que os han de enterrar.».