Quien suspira, su pesar alivia.

Alaba el desahogo que procura esta reacción ante un dolor. Así lo pensaba el Gaitero de Gijón, de Campoamor, cuando, instantes después de haber enterrado a su madre, tocaba su gaita en el campo de la fiesta: «¡Madre mía, madre mía! / ¡Cuánto alivia el suspirar!».

Recurso: Diccionario de refranes, dichos y proverbios on Buho.Guru