a ojo de buen cubero

Se suele emplear sólo la primera parte de la expresión: a ojo. Significa que algo se hace sin un plan preestablecido, calculando aproximadamente o sin medir. Antiguamente la cuba, aparte de un recipiente para contener líquidos, era también una medida de capacidad, que lógicamente variaba dependiendo del ojo de su fabricante, del cubero. De ahí la expresión completa.

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