costar a pelos de demonio

Carísimo. El azafrán cuesta a pelos de demonio, porque su preparación lleva un trabajo increíble. Proviene la expresión de un cuento, existente en múltiples variantes, cuyo protagonista, cómo no, para conseguir el amor de la doncella ha de superar una serie de increíbles pruebas, y entre ellas, bajar al mismísimo infierno y arrancar unos cuantos pelos de la barba del demonio.

Recurso: Diccionario de refranes, dichos y proverbios on Buho.Guru