las calderas de Pedro Botero

Es este uno de los muchos eufemismos con los que se denomina al infierno. Antiguamente se creía que el infierno era un espacio en el que había unas enormes calderas u ollas en las que los condenados se iban haciendo a fuego lento. Pedro o Perico son apelativos frecuentes en la lengua coloquial para referirnos a quien desconocemos o a quien no queremos nombrar (Perico el de los palotes; como Pedro por su casa). Botero puede referirse al fabricante de botas de vino, que emplea la pez para impermeabilizarlas, como la emplea el demonio para encender el fuego de sus ollas.

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