matar el gusanillo

Tratar de aliviar el hambre y, por extensión, practicar una persona su profesión, gustos o habilidades para no perder la costumbre o por sentir añoranza o necesidad de ello. Siempre quiso ser escritor y, aunque se dedica completamente a la política, de vez en cuando escribe algunos cuentos para matar el gusanillo. Antaño se creía que el hambre, los cosquilleos y los rugidos estomacales que la acompañan tenían que ver con los parásitos y lombrices que habitan en el intestino. Incluso médicos tan prestigiosos como Pasteur se refirieron a los perniciosos efectos de unos parásitos que habitan en la saliva de quienes están en ayunas. La creencia popular afirmaba que era muy sano tomar en ayunas una copa de aguardiente o de otra bebida alcohólica, con lo que se mataba al gusanillo -al «bicho», como se dice en portugués- y desaparecía el peligro, sobre todo el peligro más grave, el del hambre. En esta creencia está el origen del dicho.

Recurso: Diccionario de refranes, dichos y proverbios on Buho.Guru