morder el polvo

Sufrir una derrota. Llevábamos diez partidos seguidos ganando, alguna vez teníamos que morder el polvo. Era tradición en la Edad Media que los caballeros, una vez derribados y al sentirse heridos de muerte, tomaran un puñado de tierra y la besaran, en señal de despedida de la tierra y de agradecimiento porque se disponía a recoger su cuerpo.

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