no hay quinto malo

Este proverbio taurino, hoy extendido en la lengua común para indicar que lo que va en quinto lugar suele ser bueno, se originó cuando no se habían impuesto aún los sorteos de los lotes de toros y del orden de lidia, hecho que sucedió a finales del siglo pasado. Hasta entonces, los ganaderos elegían el orden de lidia, y solían echar en quinto lugar al toro que consideraban mejor, para dejar un buen sabor de boca en la gente, que ya en el sexto toro estaba cansada y con ganas de irse.

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