no tener ni gorda

No tener nada de dinero. Paga tú el cine, porque me he dejado el monedero en casa y no tengo ni gorda. La frase se refiere a las monedas de diez céntimos, llamadas perras gordas, en oposición a las de cinco, que eran las perras chicas. El curioso nombre de estas monedas surgió de la ironía popular, pues en dichas monedas, acuñadas a partir de 1870, figuraba la cabeza de un león, al que la gente rápidamente bautizó como perro y posteriormente como perra. (Ver Pa' ti la perra gorda.)

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