ser un lechuguino

Presumir, en el aspecto físico y mental, de madurez y conocimientos quien es excesivamente joven. Ser excesivamente cursi y afectado. Tiene sólo quince años, pero es insoportable; de todo habla, todo lo sabe, a todos critica; es un lechuguino. Hagamos una especie de ficción teatral. Cádiz, ciudad liberal por excelencia, 1812. Se celebran las Cortes que darán a nuestro país su primera Constitución. Circulan por la ciudad gentes de diversa ralea. Entre ellos, muchos jóvenes afrancesados, a los que los gaditanos rechazan por considerarlos, aparte de traidores, afectados, presumidos, falsamente cultos y un poco afeminados. Van por las calles mirando a la gente por encima del hombro, vestidos a la última moda de París: calzones, chalecos, levitas y hasta sombreros de un estridente color verde. Dos gaditanos fieles a la causa liberal se cruzan con ellos. «Míralos -dice uno- si parecen lechugas.» «Lechugas no -apostilla el otro-, lechuguinos, que son poca cosa.».

Recurso: Diccionario de refranes, dichos y proverbios on Buho.Guru