sonar la flauta

Ser algo un golpe de suerte, una absoluta e inesperada casualidad. No había estudiado nada, me presenté al examen por ver si sonaba la flauta y, mira, aprobé. La locución se refiere a la fábula de Tomás de Iriarte (1750-1791) titulada El burro flautista, que cuenta la historia de un burro que encontró una flauta; creyéndola comida, la metió en la boca y, sin querer, la hizo sonar. La moraleja dice: «Sin reglas del arte / borriquitos hay / que una vez aciertan / por casualidad.».

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