tener más hambre que un maestro de escuela

Estar hambriento. El hambre del maestro de escuela, hoy lejano recuerdo -el hambre y el maestro de escuela-; hay que decir que durante el pasado siglo los maestros no eran pagados por el Estado, sino por los Ayuntamientos, lo que hacía que muchos de ellos, sobre todo aquellos que ejercían su profesión en pequeños pueblos, pasaran largas temporadas sin cobrar su sueldo, por otra parte bastante escaso. Esto llevó a muchos de ellos a la mendicidad, a tener que ser mantenidos por los ciudadanos. Un Real Decreto de octubre de 1901 dispuso que el Estado se hiciera cargo del pago de los sueldos de los maestros, incluidos los atrasos. Estas penurias generaron la comparación. No sabemos quién sería el tal Manolo, aunque el nombre, como los de Pedro o Juan, parece recurrente. Existe el dicho, del que seguramente se ha desgajado la primera parte, tener más hambre que los pavos de Manolo, que se fueron detrás del tren creyendo que era un gusano. La segunda expresión, un tanto irreverente, parangona la cantidad de hambre con el talento, o sea, la inteligencia o las aptitudes de Dios. Resulta ser más el hambre... Carpanta es un conocido personaje de cómic creado por el dibujante Escobar en los años de la última posguerra, cuando más apretaba el hambre. El pobre Carpanta, en el que muchos españoles se veían reflejados, pasa su vida soñando con un buen pollo. Para terminar la nómina de los hambrientos, hay que decir que Grigori Yefimovich (1871-1916), más conocido como Rasputín, fue un curioso monje ruso, muy influyente en la corte de los últimos zares. Era una especie de curandero o de brujo que se atribuía la capacidad de hacer milagros y que decía que no necesitaba comer para alimentarse; de ahí la irónica comparación. Con sus supercherías e intrigas llegó a dominar la vida política rusa. Como era de esperar, murió en una conjura palaciega.

Recurso: Diccionario de refranes, dichos y proverbios on Buho.Guru