anfitrión

El que practica el noble y difícil arte de recibir invitados a su mesa o a su casa recibe este apelativo de anfitrión, que nos habla de un origen griego, aunque sería inexacto omitir que fue a través del francés como nos llegaron su uso y su significado. La mitología nos cuenta que Anfitrión era un valiente soldado de Tebas, hijo de Alceo (rey de Tirinto) y de Hipponoma y, por tanto, nieto de Perseo. Pero, además, estaba casado con Alcmena, una griega de incomparable belleza con la que nada menos que Zeus se había encaprichado. Así, una noche en la que Anfitrión estaba guerreando, el dios de dioses se transformó en él y pudo, por fin, acostarse con Alcmena, convencida ésta de que lo hacía con su esposo.

Sería el poeta cómico latino Plauto (aprox. 254-184 a. C.) quien, sobre este episodio, escribiera, hacia el 214 a. C., una comedia titulada precisamente Anfitrión. Pero la aportación gala, la que -como decimos- realmente nos sirve de fuente, se la debemos a la pluma de Molière (1622-1673), autor de otra comedia, con el mismo título que la de Plauto, escrita en 1668, en cuya escena final, representando un banquete con todos los personajes importantes, uno de ellos, Sosia (>> sosia), no sabe si está realmente con su amo Amphitryon o con Júpiter transformado en éste. Pero cuando el dios le invita a su mesa, dice que ya no le preocupa la duda, pues

[...] le véritable Amphitryon

est l'Amphitryon oщ l'on dîne [...]

Frase que podría traducirse como 'el verdadero Anfitrión es aquel en cuya casa se cena', idea que hizo fortuna en Francia, y así ese nombre propio se convirtió en un nombre común.