pírrica

Este calificativo se emplea en nuestra lengua sobre todo en femenino y en la locución victoria pírrica (a veces convertida en triunfo pírrico por los cronistas deportivos), con la que nos referimos a un éxito cuya consecución no ha merecido la pena porque ha costado grandes esfuerzos y sacrificios.

La palabra hace referencia a Pirro (319-273 a. C.), rey de Epiro, una antigua región balcánica griega, el cual dedicó casi toda su vida a luchar obsesivamente contra los romanos, a los que derrotó varias veces. La expresión parece referirse a la victoria que consiguió en el Sur de Italia. En el año 280 a. C. los ejércitos de Pirro y sus elefantes habían llegado a la ciudad sureña de Taranto con la intención de marchar hacia Roma. El cónsul romano Valerio Levino salió a su encuentro, que tuvo lugar en Heraclea. Los elefantes aplastaron, nunca mejor dicho, a la caballería romana y Pirro, aunque contaba con menos soldados, acabó doblegando al ejército más peligroso del mundo. A pesar de la sonada victoria, el rey de Epiro perdió a unos cuatro mil hombres, entre ellos a sus mejores generales y cuenta la leyenda que, al darse cuenta del desastre, exclamó: «Si consigo otra victoria como ésta estoy perdido.».

Recurso: Diccionario del origen de las palabras on Buho.Guru