La Siempreviva

(La Habana, 1838-1840). «Dedicada a la juventud habanera», se leía en la primera entrega aparecida, correspondiente al mes de julio. Fueron sus redactores Antonio Bachiller y Morales, Manuel Costales, José V[ictoriano] Betancourt y José Q[uintín] Suzarte. Su periodicidad fue mensual. En la «Introducción» insertada en el primer número se señalaba, entre otras observaciones: «... espresar [sic] en un estilo ligero las buenas ideas que de otro modo jamás penetrarían en las masas populares; poner en manos de las señoritas composiciones en prosa y verso que puedan leer sin rubor, ni peligro; estimular con digresiones cortas y científicas la aplicación de los jóvenes que se dedican a las letras y ciencias, y por último publicar nuestras observaciones locales sobre las costumbres, la topografía &c: tales son las miras de la presente». Y para finalizar comentaban: «...contamos con producciones de literatos y profesores que hermosearán nuestras páginas, sin que tampoco falten traducciones de asuntos útiles o amenos, y noticias de los descubrimientos que en las artes y ciencias sean aplicables a la economía de las familias». Se publicaron tres tomos. El ejemplar consultado del tercer tomo, perteneciente a la biblioteca del Instituto de Literatura y Lingüística de la Academia de Ciencias de Cuba, alcanza a la página 273. El volumen -ya desaparecido- que cita Joaquín Llaverías en la página 84 del tomo 2 de su obra Contribución a la historia de la prensa periódica (La Habana, Talleres del Archivo Nacional de Cuba, 1959), y que perteneció a la biblioteca del doctor Coronado, llega a la página 306. En él no figura como redactor José Quintín Suzarte. Aparecieron en sus páginas poemas, cuentos, crítica literaria, biografías, trabajos sobre derecho, gramática, jurisprudencia, geografía, agricultura, historia, costumbres, economía política, astronomía y notas de viajes. Entre sus colaboradores figuraron Cirilo Villaverde, Pedro Alejandro Auber, José Zacarías González del Valle, Leopoldo Turla, Francisco de Orgaz, Narciso Foxtí, Ramón Vélez, Antonio Ferrer del Río, José Silverio Jorrín, Ildefonso Vivanco, José María de la Torre. Algunos trabajos fueron firmados con los seudónimos El dominiquino, Superfaltas, El observador parlante (seud. de José Quintín Suzarte), Catón (seud., de José Victoriano Betancourt) y No quiero ser conde (seud. de Ramón Piña). Antonio López Prieto refiere, en las páginas 306 y 307 de su Parnaso cubano (La Habana, Editor Miguel de Villa, 1881) que esta publicación fue «el primer periódico literario que vio la luz en el país, pues aunque años antes, 1829-31, se publicó La Moda, ésta como lo indica su título, y los informes figurines que repartía, era de un carácter mixto». Al final de los tomos 1 y 2 se insertó un índice de los trabajos publicados. Preparado por el Departamento de Colección Cubana de la Biblioteca Nacional «José Martí» se publicó el índice general de La Siempreviva, aparecido en el tomo 1 de Prosas cubanas (La Habana, Consejo Nacional de Cultura, 1962, p. 231-248), recopilación de artículos de La Siempreviva y El Álbum.

BIBLIOGRAFÍA Llaverías, Joaquín. «[La Siempreviva]», en su Contribución a la historia de la prensa periódica. T. 2. Prefacio de Elías Entralgo. La Habana, Talleres del Archivo Nacional de Cuba, p. 79-84 (Publicaciones del Archivo Nacional de Cuba, 48). Rodríguez, Amalia. «Introducción al índice general de La Siempreviva», en Prosas cubanas. T. 1. La Habana, Consejo Nacional de Cultura, 1962, p. 225-230.

Recurso: Diccionario de la Literatura Cubana on Buho.Guru