PÁGINAS LITERARIAS

Desde los mismos inicios de la prensa periódica en Cuba, la literatura hizo su aparición en las publicaciones periódicas y ocupó un lugar importante. Así, son conocidas las numerosas producciones poéticas y de otras manifestaciones literarios que vieron la luz en la que puede considerarse -pues las anteriores no fueron más que esbozos- la primera publicación periódica del país, el Papel Periódico de la Havana. Toda la prensa cubana del siglo XIX dedicó espacio más que considerable a las diversas manifestaciones literarias de autores nacionales, e incluso de extranjeros, muchos de ellos traducidos, fundamentalmente, del francés. Abundaron en los periódicos cubanos de dicho siglo las secciones poéticas, de folletín y las críticas literarias, estas últimas, por lo general, en las secciones de comunicados durante la primera mitad del siglo y en la mayor parte de los casos firmadas con seudónimos. Pero no es hasta el siglo XX que nuestros periódicos dedican páginas enteras a cuestiones literarias, dándoles a las mismas títulos que hacían referencia, casi siempre, al día de la semana en que aparecían y al título de la publicación que las prohijaba. Estas páginas jugaron, junto a los suplementos literarios que también editaban algunos de los más importantes diarios cubanos, un importante papel en la divulgación de las creaciones literarias de los autores nuevos, por hacer llegar a más amplios círculos de lectores dichas creaciones, debido a la mayor circulación de la prensa diaria. Estas notas que presentamos sólo pretenden ser un intento de aproximación al tema -virgen hasta el momento-, no una relación exhaustiva en lo cuantitativo ni crítica en lo cualitativo.

A mediados de la primera década del siglo XX, escasos años después de la instauración de nuestro primer gobierno pseudorrepublicano tras casi tres años de intervención norteamericana, encontramos las primeras páginas literarias en la prensa habanera, a la que en buena medida nos hemos circunscrito. A fines de agosto de 1907 el Diario de la Familia -que en ese momento se encontraba en su segunda época y era dirigido por José Curbelo- comienza a publicar los sábados su «Página literaria». Todo parece indicar que al frente de la misma se hallaba el escritor Ramiro Hernández Portela. Poemas, cuentos, crónicas, artículos sobre literatura y arte, notas bibliográficas, abundan en esta página que salió hasta finales del año mencionado. Sus colaboradores más frecuentes fueron Arturo R. de Carricarte, Manuel S. Pichardo, M. Lozano Casado, Ramiro Hernández Portela, Fernando de Zayas, Alfonso Hernández Catá, L. Frau Marsal, José Manuel Carbonell, entre otros. También mantuvo este diario, como casi todos los de su época, su «Página para las damas», en la que además de secciones y materiales especialmente dedicados a la mujer, veían la luz producciones de índole literaria. En el mismo año de 1907 apareció «Los lunes de El Triunfo», de más larga vida y regularidad que la anterior, en la cual se publicaban, como en aquélla, poemas, cuentos, crónicas, artículos de contenido literario e histórico y notas sobre cine y teatro. Entre sus colaboradores se contaron Conde Kostia (seud. de Aniceto Valdivia), Roger de Lauria (seud. de Ramón Rivera Gollury), Bonifacio Byrne, Arturo R. de Carricarte, Francisco Caamaño de Cárdenas, S[alvador] Quesada Torres y otros. Hacia 1913 se intentó dar en esta página «...una idea del estado de las letras en los países de Hispanoamérica [...]», con lo cual dejaron de verse en sus trabajos, casi por completo, las firmas de autores nacionales, y abundaron las de escritores representativos de las letras de esos países. Aunque no era literaria, pues el periódico tenía por estos años un importante suplemento literario semanal, la página «Lecturas del hogar», de El Mundo -la cual era dirigida por Carmela Nieto de Herrera-, insertaba a menudo trabajos de carácter literario y contó ocasionalmente con la colaboración de escritores tan prestigiosos como Enrique José Varona, Rafael Montoro, Juan Gualberto Gómez, Alfredo Martín Morales, Jesús Castellanos, Fernando Ortiz, Mario Muñoz Bustamante, Manuel Serafín Pichardo, Fernando de Zayas y otros.

Con una regularidad notable apareció por varios años, desde los inicios de la segunda década, la página «Los domingos de El Cubano Libre», de la ciudad de Santiago de Cuba. De contenido similar a las antes mencionadas, esta página resulta de vital importancia para el conocimiento de las tendencias poéticas nacionales durante el período. En la misma vieron la luz los manifiestos modernistas redactados por el destacado poeta oriental José Manuel Poveda -renovador de nuestra poesía conjuntamente con el también oriental Regino Boti y el matancero Agustín Acosta-. Los colaboradores de la página fueron fundamentalmente escritores de la Propia Provincia o ligados culturalmente a ella, entre los que cabe mencionar a Poveda y a Boti, así como a Luis Felipe Rodríguez, Armando Leyva, Marco Antonio Dolz, Ducazcal (seud. de Joaquín Navarro Riera), Miguel Galliano Cancio, Rafael G. Argilagos, Arturo Clavijo Tisseur, Enrique Cazade, Pedro Alejandro López, Higinio J. Medrano, Francisco H. Lorié Bertot, Pedro Yodú Griñán. Otros colaboradores conocidos fueron Agustín Acosta, José G. Villa, Bonifacio Byrne, Enrique Gay Calbó, Sergio Cuevas Zequeira, Max Henríquez Ureña, José Antonio Rodríguez García y Juan. J. Geada- Hacia mediados de 1916, el dejar de publicarse El Cubano Libre los domingos, su página literaria dejó de aparecer y comenzó entonces la «Sabatina literaria», sección que no llegaba a tomar la página completa y que mantenía contenido casi idéntico a «Los domingos...», pero con menor calidad: El veterano diario La Lucha publicaba en 1910 la página «Lecturas del domingo», dedicada fundamentalmente al teatro extranjero y en la que colaboraba asiduamente Max Henríquez con ensayos y artículos de crítica literaria y artística. Además se incluían en esta página poemas en verso y en prosa, cuentos, textos de conferencias y artículos sobre música. Sus colaboradores fueron, entre otros, José Manuel Poveda, Bernardo G. Barros, José A. González Lanuza, José G. Villa, Ramiro Hernández Portela. Esta que comentamos fue una página de importancia, pero no gozó de una regular y larga vida. «Los sábados de La Prensa» -después «Los domingos de La Prensa»-, tampoco alcanzó prolongada existencia durante la segunda década del siglo, pero contó con la colaboración de José Antonio Ramos y Arturo R. de Carricarte -quienes firmaban, respectivamente, las secciones «Desde la Puerta del Sol» y «Cartas del domingo»-, así como de Pedro Alejandro López, Luis Rodríguez Embil, Carlos Prats y Jesús J. López, entre otros. Esta página insertaba la sección «Los que empiezan» -dedicada a dar a conocer autores noveles, entre los que se destacaban, por la frecuencia de su colaboración, Raoul Alpízar y Rafael Vignier-, la cual incluía a su vez la subsección «Ahorrando papel y sobre, en la que se orientaba críticamente a los jóvenes que enviaban sus trabajos a la sección. La «Página literaria de La Noche» -posteriormente denominada «Los domingos literarios de La Noche»- comenzó en mayo de 1913, bajo la dirección de Bernardo J. Jambrina, escritor y actor español, y tuvo una regularidad notable, a la vez que alcanzaba una trayectoria bastante prolongada, pues aún en la década de los años veinte veía la luz. Colaboraciones de Regino E. Boti, Medardo Vitier, Bonifacio Byrne, José Manuel Poveda, René Lufríu, Agustín Acosta, Alfonso Camín, Pedro Alejandro López, Armando Leyva, Héctor A. Poveda, Emilia Bernal, Paulino G. Báez, Miguel Ángel Macau, Higinio J. Medrano, Luis Rodríguez Embil, Mariano Albaladejo, M. Rodríguez Rendueles, aparecieron en esta página. El diario habanero Heraldo de Cuba, que dirigía Manuel Márquez Sterling, tuvo casi desde sus inicios la página «Heraldo literario», que aparecía en la edición dominical del periódico y que después pasó a la de los lunes. Entre sus colaboradores se contaron José Manuel Poveda, Federico Uhrbach, Miguel de Marcos, Enrique José Varona, Diwaldo Salom, Manuel Fernández Cabrera, Salvador Salazar, José Manuel Carbonell, Mariano Albaladejo, Berta Arocena y otros. «De la cantera intelectual: Literatura y arte» se titulaba en sus primeros tiempos la página literaria de El Imparcial, en la cual se publicaban fragmentos de novelas, cuentos, poemas, notas bibliográficas y otros trabajos de interés literario. Entre 1917 y 1918 apareció regularmente esta página -cuyo título cambió después por el de «Domingos literarios» y que, según parece, fue dirigida por José de la Luz León-, con colaboraciones de José de la Luz León, José Manuel Poveda, Armando Leyva, Pedro Alejandro López, Higinio J. Medrano, José Fatjó Specht (seud. Demócrito).

En octubre de 1924, al entrar a trabajar Rubén Martínez Villena en el periódico El Heraldo, que dirigía Gustavo Gutiérrez, se le encomienda la responsabilidad de la página literaria del mismo -«Los lunes de El Heraldo»-, que venía saliendo desde junio de dicho año. En el artículo que, bajo el título de «Propósito», firmaba Martínez Villena en la primera página bajo su dirección, expresaba que la misma «...no será una página de literatura sólo para literatos. Para ellos procuraré tener el manjar exquisito. para los no preparados pretende hacer obra de preparación. Será, pues, selecta sin pedantería; educacional, sin que aparezca pedagógica; y por orden de grados, cubana, latinoamericana y cosmopolita. Y juvenil y libre, sobre todo». Sólo tres semanas estuvo al frente de la página, pues problemas surgidos con la dirección del periódico a raíz de los editoriales que también escribía, le hicieron renunciar. Se ocupó entonces de la misma Mariblanca Sabas Alomá, quien introdujo la sección «Contestando al lector». Colaborado. res de esta página fueron muchos de los compañeros minoristas de Villena, entre ellos Andrés Núñez Olano, Regino Pedroso, Enrique Serpa, María Villar Buceta, Juan Marinello, Ramón Rubiera, así como Eduardo Avilés Ramírez, Ciana Valdés Roig, Gonzalo Mazas Garbayo, Gustavo Sánchez Galarraga y otros. Bajo la responsabilidad de Andrés Núñez Olano aparecía también desde mediados de 1924 la página «La vida literaria», publicada por el periódico El Sol y en la que escribían Rubén Martínez Villena, Armando Leyva, Regino Pedroso, Enrique Serpa, Guillermo Martínez Márquez, Alberto Lamar, Ramón Rubiera, Eduardo Avilés Ramírez, María Villar Buceta, Juan Marinello, Francisco José Castellanos, Arturo Alfonso Roselló, Felipe Pichardo Moya, José Z. Tallet, Federico de Ibarzábal y numerosos escritores extranjeros, fundamentalmente de Latinoamérica.

Una de las más importantes páginas literarias de esta década fue la publicada en El Diario de Cuba, periódico de Santiago de Cuba que dirigía Eduardo Abril Amores. Bajo la dirección de Juan Ramón Breá, quien contaba con la ayuda de Julián Mateo y Francisco Palacios Estrada, esta página -cuyo título era «Página literaria del Grupo H»- apareció regularmente los lunes durante los meses de junio a septiembre de 1928 y fue el vehículo de expresión del grupo de escritores de vanguardia de la ciudad, entre los que se encontraban Alberto Santa Cruz Pacheco, Manuel Palacios Estrada, Lino Hourruitiner y el dominicano Lucas Pichardo. Otros colaboradores y contertulios esporádicos fueron Max Henríquez Ureña, Rafael Esténger y Leonardo Griñán Peralta. De carácter más o menos literario fue también la página «Ideales de una raza», cuyo responsable era Gustavo E. Urrutia y que alcanzó notoriedad histórica por haberse publicado en ella, en 1930, los hoy famosos Motivos de son de nuestro poeta nacional Nicolás Guillén. Respecto a esta página no ofrecemos más detalles, ya que ha sido tratada en la parte correspondiente a los Suplementos literarios de esta obra, pues se incluía en el llamado Suplemento literario del Diario de la Marina, que a fines de la década del veinte dirigía el escritor de izquierda José Antonio Fernández de Castro.

Efímera vida tuvo, en 1934, la página «Lecturas del lunes» -después titulada «Lecturas del domingo»-, que publicaba el periódico Acción. Por la renovación integral de Cuba, el cual era órgano del partido político ABC y estaba dirigido por Jorge Mañach. Al cabo de varias semanas fue suspendida su publicación por comenzar a editar el periódico un suplemento dominical. En su segunda época (que se inició en 1939) el periódico no tuvo página o suplemento literarios, sino secciones fijas que trataban estas cuestiones. Esto mismo, o la dedicación de suplementos semanales a los temas literarios y culturales, es lo normal hacia las décadas del cuarenta y del cincuenta. En los más importantes diarios pueden encontrarse páginas en las que las cuestiones literarias, históricas y culturales ocupan todo el espacio; sin embargo, a las mismas no se las denomina de manera especial, como ocurre con las que hasta aquí se han mencionado.

Varios días después de comenzar a publicarse el periódico Revolución -tras el triunfo revolucionario del 1º de enero de 1959-, destina una página, que no siempre era la misma, a cuestiones literarias y artísticas. La misma aparecía bajo el título «Nueva generación» y con el lema «Generación va / y generación viene, / mas la tierra / siempre permanece». Según se explicaba en la nota introductoria del primer, día en que salió, era continuación de la revista de igual título luego de nueve años de la aparición de su último número y once de su fundación. Y en otra nota publicada en dicha ocasión se señalaba: «Esta página de Revolución -periódico revolucionario y de la Revolución- está dedicada a la nueva generación. Aquella que se ha forjado en la lucha y que contempla la paz con el espíritu de combate y el sentido deportivo que solamente procura la guerra.» Poemas, cuentos, pequeñas obras teatrales, artículos de contenido político, entrevistas, notas sobre pintura, teatro y literatura veían la luz en esta página que llegó a salir diariamente y que después pasó a ser semanal y alternó con otra titulada «R[evolución] en el arte / en la literatura», hasta la desaparición de ambas en marzo de ese mismo año al iniciar el periódico la edición de su suplemento semanal Lunes de Revolución. Colaboradores de esta página que venimos comentando fueron Sergio A. Rigol, Roberto Branly, Manuel Díaz Martínez, Roberto Fernández Retamar, Ángel Arango, Georgina Herrera, H[umberto?] A[renal?], Matías Montes Huidobro, Rine Leal, Frank Rivera, Serafina Núñez, Alcibíades Poveda, Santiago Cardosa Arias, Fausto Masó, Alcides Iznaga, Fornarina Fornaris, entre otros. Otra página literario-cultural publicó el periódico Revolución, ésta desde mediados de 1964. Se titulaba «Página 3» y aparecía tres veces a la semana. Tenía como objetivo, según se expresaba en la primera que vio la luz (el 21 de agosto del año citado), «... dar a conocer a los lectores de Revolución la creación de los escritores e informar de los más importantes acontecimientos culturales. Por consiguiente daremos a la publicidad artículos, críticas sobre teatro, cine, danza, música, libros, comentarios, crónicas, cuentos cortos y poesías que ya estamos solicitando». Entre los colaboradores de la página se contaron David Camps, María Luz de Nora (seud. de Loló de la Torriente), Salvador Bueno, César Leante, Ana Núñez Machín, José Forné Farreres, Fernando G. Campoamor, Oscar Hurtado, Gloria Parrado, César López, Natividad González Freire, Rogelio Llopis, Rogelio Luis Bravet, entre otros muchos. Además se publicaban en esta página, que aun aparecía, ahora irregularmente, cuando el periódico Revolución dejó de editarse -al refundirse con Hoy para dar lugar a Granma, órgano oficial del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, en octubre del 1965-, textos de conocidos autores extranjeros, generalmente en páginas dedicadas especialmente a tratar las literaturas y otros problemas de sus países respectivos.

Una página literaria interesante fue también, con posterioridad al triunfo de la Revolución en enero de 1959, la publicada por el periódico Prensa Libre a partir del 6 de diciembre de 1960. «Página 2...» era el título de la misma, y fue órgano de expresión del grupo «Novación literaria», formado por escritores de la provincia de Camagüey. La página, sin embargo, no limitaba su espacio a los trabajos de los integrantes del grupo, sino que daba cabida a todo tipo de colaboraciones siempre que las mismas reunieran «las exigencias mínimas en forma y contenido» y llevaran «un mensaje de solidaridad revolucionaria». Diariamente aparecía esta página, en la que se publicaban poemas, cuentos, artículos sobre cuestiones literarias, políticas, cinematográficas, teatrales y sobre otros temas de carácter cultural. Entre sus colaboradores figuraron Luis Suardíaz, David Fernández, Noel Navarro, Francisco de Oraá, Samuel Feijóo, Aldo Menéndez, Manuel Navarro Luna, Joaquín G. Santana, Belkis Cuza Malé, Orlando Alomá y otros.

Recurso: Diccionario de la Literatura Cubana on Buho.Guru