Revista de Cuba

1) (La Habana, 1877-1884). Periódico quincenal de ciencias, derecho, literatura y bellas artes. El primer número apareció el 31 de enero, según expresa Ricardo del Monte en el trabajo «La Revista de Cuba. Su vida y su influencia», con el cual se concluye el último número que publicó la misma. Fue dirigida durante toda su trayectoria por José Antonio Cortina, quien contó con la colaboración inicial, para emprender la empresa de sacarla a luz, de Julián Gassie, José Manuel Pascual y Ricardo del Monte, según expresa este último en el trabajo ya aludido sobre la publicación. En el prospecto que, bajo el título de «Prefacio», abre el número inicial, se señala: «No se nos oculta que no son estos los momentos más oportunos para la publicación de una REVISTA que, extraña por completo a las luchas de partido, a las controversias de escuela, a las contiendas políticas y religiosas, aspire a reflejar en sus paginas el movimiento intelectual de esta Isla, impulsado en otros tiempos por no pocos periódicos literarios, y hoy solo representado por los diarios Políticos, estrictamente limitados al cumplimiento de su misión especial; por alguno que otro repertorio científico en que impera ese esclusivismo [sic] de profesión, inherente a los de su índole; y por algunos semanarios satíricos y jocosos, de esos que, a lo sumo, consiguen solazar el espíritu sin nutrirlo; todos más o menos útiles, pero, cualquiera que sea su mérito, incapacitados todos para ofrecer la expresión genuina de una época, el eco exacto de una sociedad, ni la manifestación de lo que hay de más importante y más elevado en la actividad y el desarrollo mental de un pueblo.» Y más adelante se , añade, en el trabajo de referencia: «Fundar una publicación en la que puedan tener cabida, a un mismo tiempo, la ciencia, la literatura y las bellas artes; en la que, haciendo. abstracción de los males que nos afligen y rodean, encuentren ancho espacio a la vez el entendimiento, el corazón y la fantasía, esos grandes elementos de la existencia individual y social; en la que puedan manifestarse todas las opiniones, que la legalidad ampare bajo su manto; y en la que toda doctrina, más o menos discutible, con tal que sea sincera y digna de respeto, pueda exponerse, convencer, combatir o ser combatida; en la que, en fin, pueda verse escrita, comentada y defendida toda [sic] a la educación intelectual, moral y estética de nuestros lectores; tal es la empresa que nos proponemos en la REVISTA DE CUBA, con el objeto de que ella pueda presentarse, si a tanto alcanzaren nuestras fuerzas, como el barómetro de nuestra cultura y la síntesis de vida de inteligencia.» También se proponía la revista «...seguir con curiosidad y reflejar con exactitud, en la medida de sus débiles fuerzas, el asombroso movimiento científico y literario de la época, consignando el resultado de las múltiples y profundas investigaciones de otros pueblos que, adelantándose a nosotros a gran distancia en saber y cultura, debemos tomar por lumbrera y guía. Por lo tanto, destinará la REVISTA gran parte de sus columnas para dar noticia a sus lectores, no sólo de las-obras más notables que vean la luz en ambos continentes, sino también, en la forma de análisis crítico, de breves compendios o jugosos extractos, toda la sustancia, de los estudios, desconocidos para la generalidad, de nuestro público, que en los últimos treinta años han renovado la faz y el fondo de algunas ciencias físicas y morales y hasta dado nacimiento a otras nuevas». Respecto a su orientación, expresaban en el ya citado trabajo inicial: «Con tales propósitos, y agena [sic] nuestra REVISTA a todo esclusivismo [sic] de doctrina, de escuela o de partido; aspirando únicamente a ser pacífica arena de exposición seria y levantada, pero nunca campo de batalla de personalidades ni de pasiones, dejará la responsabilidad de los escritos que publique a los autores que la honren con sus producciones, que la sostengan con sus talentos, que la ayuden, que la animen y la estimulen en esta noble cuanto difícil tarea de mantenerla siempre a nivel de la ilustración del país y de reunir dentro de un mismo círculo a nuestros escritores y literatos.» A partir del tercer número pasó a editarse mensualmente. En el ya aludido trabajo de Ricardo del Monte sobre la revista, éste señala que al comenzar 1878 se unen a la misma Antonio Govín y Enrique José Varona, los cuales suscriben, conjuntamente con los iniciales colaboradores de Cortina, un «Prospecto» que apareció en el primer número del cuarto tomo (correspondiente a julio de 1878) y en el cual, luego de hacer un análisis de los éxitos alcanzados por la revista hasta ese momento y de anunciar que desde el próximo número se aumentaría la cantidad de páginas, se señalaba lo siguiente: «Limitada hasta aquí a los asuntos científicos y filosóficos, se propone alma ampliar su programa dando algún espacio a las ciencias morales y políticas, aunque cuidando mucho de no perder el carácter que la distingue. Esto es decir que nos abstendremos de cuestiones concreto de actualidad, o directas discusiones de nuestras circunstancias locales, y que hemos de ceñirnos al examen de las doctrinas y los problemas, bajo un criterio exclusivamente científico que, considerando la política como un sistema de hechos naturales, regido por leyes constantes, sujetas [sic] a un determinismo inevitable, la eleva por lo mismo al rango de ciencia social.» En su imprescindible estudio sobre la publicación, Ricardo del Monte explica que, a fines de 1878, al fallecer Julián Gassie, la revista se reforzó con dos nuevos auxiliares en las personas de Vidal Morales y Morales y Antonio Bachiller y Morales. En la página 35 de su Bosquejo histórico de lar letras cubanas (La Habana, Editora del Ministerio de Educación, 1962), José Antonio Pertuondo expresa que en la Revista de Cuba, y en su sucesora la Revista Cubana, de Enrique José Varona, «...se agrupa toda una generación criticista y científica que encara con criterios positivistas, principalmente spencerianos, los problemas todos del país [...]». En sus páginas vemos aparecer, junto a numerosos trabajos relativos a problemas filosóficos y científicos que abordan cuestiones relativas a la antropología, la lingüística, las ciencias biológicas, la educación, la arqueología cubana y americana, la geología, la ética, la sociología, la criminología -y entre los que se incluyen dos series de las conocidas «Conferencias filosóficas» de Varona-, otros escritos que corresponden a géneros poco frecuentados en la época, como la crítica literaria, que, no obstante el planteamiento inicial de los fundadores de la revista de que éste sería aspecto preferentemente de la misma, resulta poco transitado y presenta escasos juicios originales sobre autores contemporáneos, según analiza Ricardo del Monte en su varias veces citado, por imprescindible, trabajo. La biografía -generalmente de figuras cubanas destacadas en la literatura y las artes-, la estética y la historia literaria ocupan espacio aceptable en sus páginas, en las que aparece poco material de contenido político. Se incluyen poesías y otros trabajos sobre historia, antigüedades y estudios americanistas, jurisprudencia, economía, así como novelas y otros textos traducidos y notas necrológicas. Importante resulta la publicación de trabajos inéditos -de Buenaventura Pascual Ferrer, José María Heredia, José Agustín Caballero, José Zacarías González del Valle, José Antonio Echeverría- o perdidos para la generación presente de la época -Impugnación de los discursos de Cousin sobre el Ensayo del entendimiento humano de I,ocke, de Luz y Caballero, y la Historia de la esclavitud de las Indias, de Saco-. Es de hacer notar la colaboración de destacados cubanos que se encontraban expatriados. Importante fue también la publicación de trabajos bibliográficos de Eusebio Valdés Domínguez y del ya por entonces desaparecido Domingo del Monte. Mantuvo durante toda su existencia una sección titulada «Miscelánea», en la que se publicaban pequeñas notas de interés variado que recogían el acontecer científico y literario nacional y extranjero. También reseñó las veladas literarias que en la redacción de la revista inauguró y mantuvo Cortina e incluyó cuadros estadísticos que reflejaban la mortalidad habanera de un período determinado. Los más asiduos colaboradores fueron, además de los ya mencionados como partícipes de la empresa en una y otra medida, Esteban Borrero Echeverría, Francisco Calcag. no, José Fornaris, Ambrosio González del Valle, Antonio López Prieto, Mercedes Matamoros, Rafael Montoro, Carlos Navarrete y Romay, Felipe Poey, Serafín Ramírez, Agustín W. Reyes, Antonio y Francisco Sellén, Diego Vicente Tejera, José Varela Zequeira y Gabriel de Zéndegui. Otros colaboradores conocidos fueron Juan Ignacio de Armas, Luis A. Baralt, Emilio Blanchet, José María de Cárdenas y Rodríguez, Isaac Carrillo y O´Farrill, Emilio Ferrer y Picabia, Domingo Figarola Caneda, Eliseo Giberga, Nicanor A. González, Pedro José Guiteras, Pablo Hernández, José Silverio Jorrín, Rosa Krüger, Rafael María de Mendive, Luis Montané, Manuel Sanguily, Ramón Vélez Herrera y otros. La publicación de la Revista de Cuba, cuya colección se compone de dieciséis gruesos tomos, terminó en noviembre de 1884 por el fallecimiento de su fundador, director y principal sostenedor, José Antonio Cortina. En el última número publicado, que se dedicó por completo a honrar la memoria de Cortina, se reprodujeron los numerosos trabajos aparecidos en la prensa de la época con motivo de su muerte y otros textos escritos especialmente para ese número, entre estos últimos el trabajo «La Revista de Cuba. Su vida y su influencia» que, aunque aparece sin firma, se sabe fue escrito por Ricardo del Monte. Este trabajo fue incluido como prólogo en el Indice de la Revista de Cuba (La Habana, Municipio de La Habana. Depto. de Cultura, 1938), confeccionado por Fermín Peraza y con el cual se inició la Serie D. Indica de revistas cubanas, de la colección Publicaciones de la Biblioteca Municipal de La Habana, que el propio Peraza dirigía.

BIBLIOGRAFÍA Carter, Boyd G. «Revista de Cuba», en su Las revistas literarias de Hispanoamérica. Breve historia y contenido. México, Eds. Andrea, 1959, p. 146-148. | Chacón y Calvo, José María. «Hechos y comentarios. Los preludios del positivismo de Varona. II. Perspectivas de la Revista de Cuba», en Diario de la Marina. La Habana, 123 (l57): 4-A, jul. 5, 1955. | Guiral Moreno, Marco. «La Revista de Cuba», en Revista de la Biblioteca Nacional. La Habana, 2a. serie, 7 (4): 33-67, oct.-dic., 1956. | Monte, Ricardo del. «La Revista de Cuba. Su vida y su influencia», en su Obras. La Habana, Academia Nacional de Artes y Letras, 1929, p. 163-188 (Biblioteca de autores cubanos, l).

2) (Santiago de Cuba, 1920-[Id?]). Se publicaba semanalmente. Aparece Por Primera vez el 7 de febrero. Presenta como editores a Prado y Abril y como redactores a Pascasio Díaz del Gallego y Armando Leyva. En las «Notas editoriales» del primer número se señala: «Aquí está la Revista de Cuba sin el estímulo de los que echaban de menos una publicación literaria sin temor a los fúnebres agoreros que predicen su efímera existencia. Aquí está, porque Oriente la necesita, escudada en nuestra perseverancia de todos los propósitos de cultura y patriotismo y amparada en estas palabras que son su lema y sintetizan su programa: «'Por la patria y por el Arte'.» Incluía artículos sobre figuras literarias y artísticas -nacionales y extranjeras-, sobre el teatro y obras teatrales, trabajos acerca de la mujer o para la mujer, filosóficos y sociológicos, cuentos, anécdotas, caricaturas, fotos y actividades santiagueras. Los trabajos estaban firmados por Max Henríquez Ureña, Eduardo Abril, Ana Abril de Toro, Rafael A. Esténger, E. G. Manet, Rafael G. Argilagos, Enrique José Varona, Félix Soloni y Alfonso Hernández Catá. Incluyó asimismo poemas de Bonifacio Byrne, Agustín Acosta, Rafael A. Esténger, Federico Henríquez i [sic] Carvajal, Leopoldo Lugones, Juana de Ibarbourou, R. Gómez Reynero, Joaquín Aristigueta, Enrique Cazade, Desiderio Fajardo Ortiz, Narciso Díaz Escavar y Luis Díaz de Cuberos. El último número consultado corresponde al 20 de marzo del propio año.

3) (Santiago de Cuba, 1938-[Id?]). Mensuario de cultura cívica. Revista. Comenzó a publicarse en febrero. Fue su director Jaime Suárez Silva. En su primer número se señala, bajo el título de «Principios y convicciones», lo siguiente: «Falta un concurso unánime, esencialmente cubano, que se proponga a [sic] la acción específica, determinante, categórica en pro de la restauración de la nacionalidad que se nos escapa de las manos flácidas, ahítas de pedir limosnas. Y en pro de este concurso global, para luchar por la verdadera independencia económica que nos falta, surge Revista de Cuba, revista de concepción medular que empleará el tono discreto y el reclamo viril para forjar sobre el yunque de las realidades actuales, el esfuerzo unánime de la ciudadanía consciente.» Incluía trabajos sobre la actualidad nacional e internacional, figuras y hechos de nuestra historia y educación; en torno a personajes y tipos nacionales; sobre la mujer y para la mujer; acerca de figuras literarias cubanas y extranjeras, así como reseñas de libros, diversos ensayos políticos y algunos poemas. Colaboraron en sus páginas Juan Marinello, Pedro Henríquez Ureña, Carlos Rafael Rodríguez, Juan Mier Febles, Fernando Campoamor, Mariblanca Sabas Alomá, Alberto Lamar Schweyer, Sergio Carbó, Rafael Esténger, Armando Maribona, Rafael Marquina, Nemesio Lavié y Rafael Rodríguez Altunaga, entre otros. Solamente se han consultado tres números de febrero a abril del propio año 1938.

Recurso: Diccionario de la Literatura Cubana on Buho.Guru