SUPLEMENTOS LITERARIOS

Sus antecedentes son los alcances a algunas publicaciones en los inicios mismos de nuestro periodismo -por ejemplo, los alcances a El Zurriago Principeño, periódico editado en Puerto Príncipe en 1823, durante el segundo período de libertad de imprenta, en los que se publicaban unos diálogos de carácter político escritos enteramente en verso, de mala factura, al decir del bibliógrafo cubano Antonio Bachiller y Morales-. El primer suplemento de que hemos tenido noticias hasta el momento -aunque no por completo literario-, es el titulado Revista Pintoresca del Faro Industrial de la Habana, que comenzó a publicarse el 30 de septiembre de 1847. En la «Advertencia» aparecida en su primer número, después de extenderse en explicaciones acerca de la necesidad que tenía La Habana de una publicación semejante a la que ofrecían y luego de dar razones por las cuales no podían, como habían pensado inicialmente, publicar la misma como edición dominical del periódico, sino en forma mensual, señalaban las características y el formato que tendría la revista. En sus páginas, con notables grabados que reproducían escenas, personajes y lugares históricos y pintorescos de Cuba y del extranjero, se publicaban artículos sobre temas políticos, históricos, biográficos, costumbristas, así como poemas, fábulas, partituras y una sección de crónica social. Entre sus colaboradores se contaron Felipe López de Briñas, Rafael de Cárdenas y Cárdenas, Leopoldo Turla, Pedro Ángel Castellón, José Gonzalo Roldán, A[ntonio?] B[achiller?], Juan Miguel de Losada y José María de Cárdenas y Rodríguez, el más frecuente entre ellos, quien firmaba con su anagrama Jeremías de Docaransa. A mediados de 1888 el diario integrista La Unión Constitucional -órgano del partido del mismo nombre- comenzó a publicar un suplemento semanal titulado Los Lunes de La Unión Constitucional, el cual, según parece, se encontraba bajo la responsabilidad de Justo de Lara (seud. de José de Armas y Cárdenas), autor que en cada número del suplemento publicaba artículos de crítica e historia literarias sobre literatura española y universal, preferentemente, aunque también firmaba otros trabajos sobre ajedrez, historia, filosofía, música, espiritismo, etcétera. Otros escritores colaboraron en el suplemento, entre ellos Francisco Calcagno, Luis Taboada, José Silverio Jorrín, Esteban Borrero Echeverría, Josefa Pujol de Collado (con artículos para las damas enviados desde Madrid), Eva Canel (Agar Eva Infanzón Canel), Salomé Núñez Topete y algunos escritores españoles. En el ejemplar de este suplemento correspondiente al lº de julio de 1889 anuncian que, desde el próximo, la hoja de que constaba aparecería dividida en cuatro páginas para que se prestara a ser encuadernada, como parece que hicieron, pues en los ejemplares de 1891 y 1892 aparece de la forma indicada. El último número que se ha revisado, dedicado al aniversario del descubrimiento de Cuba y a Cristóbal Colón, es de fines de octubre de 1892.

No es, sin embargo, hasta el siglo XX que los suplementos alcanzan su forma definitiva con El Mundo Ilustrado, suplemento a la edición dominical del periódico El Mundo, innovador de nuestra prensa en más de un sentido. El 20 de mayo de 1904 aparece el primer número de este importante suplemento, con numeración seriada independiente de la del periódico -como también había hecho el antes mencionado-, con excelente papel y profusamente ilustrado. En sus páginas ven la luz desde poemas, cuentos, artículos sobre Historia y de crítica literaria, hasta noticias de actualidad, notas de sociedad e informaciones sobre los más novedosos adelantos de la moda. En su colección pueden verse las firmas de Álvaro de la Iglesia, Manuel Márquez Sterling, Eduardo Varela Zequeira, Conde Kostia (seud. de Aniceto Valdivia), Federico Uhrbach. Mario Muñoz Bustamante, Manuel Serafín Pichardo, Fernando de Zayas, Ramón Roa, Luis Rodríguez Embil, Miguel de Carrión, Mercedes Matamoros, Max Henríquez Ureña, Arturo R. de Carricarte, Alfonso Hernández Catá, Bernardo G. Barros, M. Lozano Casado, Luis Felipe Rodríguez y otras muchos escritores cubanos, así como numerosos poetas de Latinoamérica. Publicado en años en que las revistas literarias de calidad escaseaban de manera notable -sólo merecen tomarse en consideración El Fígaro, Cuba y América, Cuba Libre, Letras y Azul y Rojo, a la que resta, cuando se inicia la salida del suplemento, un corto año de vida-, El Mundo Ilustrado, por su característica de ir acompañando al periódico, con lo que se aseguraba un mayor número de lectores, jugó un importante papel en la divulgación de las creaciones literarias de los escritores que surgían a comienzos de la seudorrepública y de los que, ya famosos, continuaban produciendo. La idea de El Mundo no tuvo, al parecer, seguidores inmediatos en los restantes grandes diarios que por esos años se editaban en La Habana. Suponemos que esto ocurriera porque a dichos periódicos les bastaba con la página que, por lo general, dedicaban semanalmente a las cuestiones literarias y artísticas, además de que en casi todos ellos aparecían diariamente secciones específicas que recogían el acontecer literario-cultural del país y bastante a menudo intercalaban poemas, cuentos y novelas extranjeras por capítulos en la sección «Folletín». Por otra parte, ya en la segunda década del siglo hay un auge notable de la publicación literaria especializada y surgen revistas universales o magazines de carácter cultural-general, con abundantes producciones literarias, como Bohemia, Carteles, Social y Chic, entre otros de menor importancia y más corta trayectoria. Todo ello conforma un declinar de la literatura en los periódicos, que se hace más evidente durante el período de la primera guerra mundial por la escasez de papel que hace reducir el número de páginas de los periódicos.

A mediados de la década del veinte, el ultrarreaccionario Diario de la Marina prohija al que, posiblemente, sea el suplemento literario de mayor trascendencia para nuestra vida cultural durante la seudorrepública. Bajo la dirección de José Antonio Fernández de Castro se inicia la publicación del que es conocido como Suplemento Literario del Diario de la Marina. En realidad, la sección del periódico en que aparecía este suplemento destinaba a la literatura escasamente dos o tres páginas. El resto se dedicaba a cuestiones tales como humorismo, cine, anuncios clasificados y folletines. Vocero de las corrientes de vanguardia, el Suplemento, que se publicaba en la edición dominical, incluía cuentos, poesías, críticas literarias y de arte, notas bibliográficas, crónicas y otros muchos trabajos de interés literario y cultural, a través de los cuales se ofrecía un panorama bastante amplio del acontecer cultural cubano, latinoamericano y europeo. El Suplemento dio cabida a textos de los más destacados escritores y artistas cubanos y extranjeros de la época, entre los que pueden mencionarse a Martí Casanovas, Raúl Roa, Enrique de la Osa, Rafael Suárez Solís, Alejo Carpentier, Andrés Núñez Olano, Manuel Navarro Luna, Luis Felipe Rodríguez, Ramiro Guerra, Ramón Rubiera, Juan Antiga, Ramón Guirao, Armando Leyva, y los extranjeros Pedro Henríquez Ureña, Miguel Ángel Asturias, Enrique Gómez Carrillo, Jorge Luis Borges, Leopoldo Marechal, José Bergamín, Baldomero Sanín Cano, Luis Cardoza y Aragón, José Carlos Mariátegui, entre otros muchos que harían interminable esta relación. Dentro de la misma sección en que se publicaba el denominado Suplemento Literario a que nos hemos venido refiriendo, se incluyó, a finales de la década, la página «Ideales de una raza», cuyo redactor principal era Gustavo E. Urrutia, quien desde antes mantenía en el mismo periódico una sección con idéntico título. Sobre la existencia de una página con las características de ésta en un diario que era órgano de todo tipo de causa anticubana, señala Ángel Augier, en la página 173 de la segunda edición de su obra Nicolás Guillén (La Habana, UNEAC, 1971), lo siguiente: «Al propiciar la página negra de Urrutia y sus planteamientos reivindicativos, lo haría [el diario] con vista a congraciarse con los cubanos de origen africano por interés mercantil y para tratar de desvanecer su verdadero carácter de vocero de la colonia española.» Y sobre la trascendencia de esta página, añade Augier a continuación: «Por primera vez en Cuba, se planteaban en un diario importante e influyente, los problemas del negro sin eufemismos, con franqueza. El negro podía asomarse a una tribuna a protestar por su preterición, a reclamar el reconocimiento efectivo de sus derechos civiles y sociales. El tono de Urrutia y sus colaboradores era comedido, sereno razonado, pero enérgico.» Esta página del Suplemento alcanza trascendencia enorme para nuestra literatura por el hecho de haberse publicado, en la correspondiente al 20 de abril de 1930, los hoy famosos Motivos de son de nuestro poeta nacional Nicolás Guillén. Otros colaboradores de la página fueron Regino Pedroso, Lino Dou, Regino Boti, Juan Gualberto Gómez, Salvador García Agüero, Caamaño de Cárdenas, Juan Jerez Villarreal, Arturo González Dorticós y M. Siré Valenciano.

En la década del treinta aumenta el número de suplementos literarios. Aunque no alcanzó larga vida, pues el periódico sólo salió hasta 1935, es importante el Magazine Dominical, publicado, en 1934 como una sección de la edición del periódico Ahora, con un antecedente en otro magazine editado en diciembre de 1933 por el propio periódico. En éste de 1934 se destaca la publicación de trabajos de índole literaria, artística, científica, histórica, así como comentarios de carácter variado y cinematográficos. En 1934 apareció también Amenidades del Domingo, suplemento del periódico Acción Por la renovación integral de Cuba, en cuya primera época, como órgano del partido político ABC -en ese tiempo en franca actitud contrarrevolucionaria-, dirigía Jorge Mañach. En sus páginas, además de trabajos de contenido literario, este suplemento ofrecía comentarios y artículos de interés para la mujer y los niños, sobre el hogar, la moda, la decoración, los juegos y otros pasatiempos infantiles. Importante fue también -aunque de efímera existencia, al igual que el periódico que lo editaba. La Palabra, «primer diario de los comunistas cubanos»- el Magazine Semanal de La Palabra, de carácter cultural y de entretenimiento, a cargo, Ángel Augier, y en cuyas páginas se publicaron poemas, notas teatrales y cinematográficas, materiales históricos y filosóficos, entre otras cuestiones. Entre sus colaboradores se contaron Carlos Rafael Rodríguez, Mirta Aguirre, Marcelino Arozarena, Aurora Villar Buceta, Carlos Montenegro, Martín Castellanos y Ladislao González Carbajal.

Con posterioridad a los anteriores sólo merecen ser destacados El Nuevo Mundo -que en la década siguiente toma el título de El Mundo Ilustrado-, suplemento de El Mundo, y Magazine de Hoy, suplemento del periódico Noticias de Hoy -más comúnmente conocido como Hoy-, que era órgano del Partido Socialista Popular. Ambos suplementos se mantienen, con una regularidad notable y con excelente colaboración, durante la década del cuarenta. Respecto al segundo puede decirse que reviste enorme importancia debido a la publicación en sus páginas de fragmentos de las obras de los fundadores del marxismo-leninismo, así como de otros ideólogos posteriores de la doctrina marxista. Además publicó poesías, cuentos, críticas y ensayos literarios, artículos sobre pintura, educación, aspectos de nuestra historia y discursos de dirigentes políticos comunistas de nuestro país. Colaboradores de la calidad y el reconocimiento de Juan Marinello, Nicolás Guillén, Carlos Rafael Rodríguez, Mirta Aguirre, Blas Roca, Félix Pita Rodríguez, José Antonio Ramos, Ernesto García Alzola, Manuel Navarro Luna, Ángel Augier, Fernando Ortiz; Flavio Bravo, Fernando G. Campoamor, Ramón Nicolau, Rafael Suárez Solís y otros muchos, aparecen a menudo en sus páginas, en las que también es frecuente la colaboración o la reproducción de trabajos de destacados escritores extranjeros como Ilya Ehrenburg, Jorge Amado, Juan Bosch, Raúl González Tuñón, Juan Chabás, Jacques Roumain y otros.

Al triunfar la Revolución en enero de 1959, nuevamente El Mundo y Hoy -este último reaparece, después de varios años sin salir desde su clausura tras los sucesos del Moncada en 1953- publican sus suplementos El Mundo del Domingo y Hoy Domingo. En el primero escriben, entre otros, Juan Marinello, José Antonio Portuondo, Miguel Barnet, Nicolás Guillén, Ángel Augier, Salvador Bueno, Manuel Díaz Martínez, Fernando G. Campoamor, Manuel Cuéllar Vizcaíno. En el suplemento de Hoy aparecen además de algunas de las firmas de su etapa anterior, Roberto Fernández Retamar, Sara Pascual, Jesús Orta Ruiz (seud. El indio naborí) y otros. Con el cese de la salida de los periódicos que los editaban -Hoy en 1965, año en que se refunde con Revolución, que más tarde da paso a Granma, «órgano oficial del Comité Central del Partido Comunista de Cuba», y El Mundo en 1968 al quedar destruidos sus talleres por un incendio-, desaparecen ambos suplementos. En el propio año 1959 el periódico Revolución, que como órgano del Movimiento Revolucionario «26 de Julio» había iniciado su salida en enero de ese año, publica el suplemento Lunes de Revolución, de importancia para conocer el estado de la literatura en los primeros años del período revolucionario. En él colaboran, junto a figuras ya consagradas de nuestras letras. los más jóvenes escritores. Sobre este suplemento no vamos a dar más detalles, pues ha sido objeto de tratamiento particular en el lugar de esta obra correspondiente a las publicaciones periódicas. Idénticas razones pueden darse respecto a El Caimán Barbudo -hoy con vida totalmente independiente-, que inició su salida en 1966 como suplemento cultural del periódico Juventud Rebelde. Durante su trayectoria, Revolución publicó otro suplemento de carácter cultural con el título Rotograbado de Revolución. En el mismo -que presentaba formato de tabloide- aparecían numerosos trabajos de carácter literario y artístico, así como notas sobre cine, música, libros, ballet, teatro, televisión, espectáculos, exposiciones, etcétera. Entre sus colaboradores figuraron Jaime Saruski, Edmundo Desnoes, Ambrosio Fornet, Abelardo Piñeiro, Mario Trejo, César López, Santiago Cardosa Arias, José Lorenzo, Fuentes, Salvador Bueno, Erasmo Dumpierre, David Fernández, Fernando G. Campoamor y otros. También el diario Granma, surgido en 1965 de la fusión de Hoy y Revolución, publicó en sus primeros tiempos un suplemento con numeración independiente, Revista del Granma, el cual, si bien no era por completo literario, daba sin embargo espacio preferente a las cuestiones relacionadas con las diversas manifestaciones de nuestro quehacer cultural: historia, poemas, crítica teatral y cinematográfica, etcétera. Colaboraron en este suplemento, entre otros, Norberto Fuentes, Bernardo Callejas, Belkis Cuza Malé, Nati González Freire, Raúl Valdés Vivó, Félix Pita Rodríguez, Raúl González de Cascorro, Alejo Beltrán y Santiago Cardosa Arias. Por último, hay que hacer mención del suplemento Revista de Adelante, que publicaban conjuntamente en Camagüey, todos los meses, el periódico de la ciudad, Adelante, y la Dirección de Literatura de la delegación provincial del Consejo Nacional de Cultura. Después ha quedado como suplemento cultural del periódico. Es necesario destacar, antes de finalizar esta reseña sobre los suplementos literarios en nuestro país, que en los tiempos actuales, el número dado de publicaciones literarias de calidad, así como por la existencia de numerosos boletines que recogen la producción de los escritores noveles agrupados en los Talleres Literarios, estos suplementos han perdido en buena medida su razón de ser y la producción literaria de nuestros autores se recoge en las publicaciones especializadas y en otras de contenido variado.

Recurso: Diccionario de la Literatura Cubana on Buho.Guru