TALLERES LITERARIOS

Fueron creados poco después del triunfo de la Revolución con la finalidad de ayudar en un amplio sentido a los que se inician en la literatura. Su orientación está a cargo de la Dirección Nacional de Literatura del Consejo Nacional de Cultura, la que en sus diversas instancias -provincial, regional y municipal-, supervisa y encauza sus actividades. La creación de los talleres literarios se hizo necesaria «Para contribuir a la formación de nuevos escritores acordes con el desarrollo de nuestra sociedad». Además, constituyen un «... vehículo nucleador a través del cual pueden canalizarse las inquietudes artísticas y apoyar, a su vez, la política emanada del Primer Congreso Nacional de Educación y Cultura». El taller literario no es más que un lugar de trabajo, un laboratorio literario donde sus miembros se reúnen, semanal o quincenalmente, para leer, discutir y analizar sus trabajos. Un amplio espíritu crítico caracteriza estas sesiones de trabajo, en las que todos se ayudan mutuamente. Durante varios años la labor del taller se centró en la discusión de lo escrito -sobre todo cuentos y poesías, géneros ambos que siguen primando como los de mayor preferencia-, pero ha sido preocupación de la Dirección Nacional de Literatura el brindar apoyo de carácter técnico, el cual ha tenido hasta el presente dos vías fundamentales: la primera de ellas ha sido la visita regular a los talleres de escritores de más experiencia, quienes ofrecen charlas sobre diversos aspectos de interés literario y también, en un momento dado, se convierten en un miembro más del taller, pues participan directamente en el enjuiciamiento de los trabajos leídos por sus integrantes, aunque, desde luego, ofrecen opiniones más maduras y prácticas, basadas en su propia experiencia. La otra vía de apoyo técnico que brinda la Dirección Nacional de Literatura es el envío periódico de libros, folletos y diversos materiales de carácter metodológico, específicamente editados para los talleres. Así, por ejemplo, se han publicado varios cuadernos con el título de Folleto metodológico. En ellos se plasman aspectos básicos de la poesía (rima, métrica, estructura del poema, etcétera). La publicación de estos materiales y otros a los que se tiene fácil acceso, como libros de historia de la literatura cubana, teoría literaria, nociones de estética marxista y apreciación literaria, ha significado, de hecho, que las reuniones de los talleres se haya comenzado a dividir en dos partes: en la primera se realiza el análisis de las obras presentadas y en la segunda se leen y discuten los diversos textos metodológicos. Teniendo como deberes inmediatos «Trabajar activamente por el desarrollo y estudio de nuestras propias formas y valores culturales» y «Eliminar toda manifestación que incida en la penetración cultural y el diversionismo ideológico», los integrantes de los talleres literarios dan a conocer sus producciones literarias a través de boletines o revistas literarias que ellos mismos confeccionan. Algunos de estos boletines se han destacado por su continuidad. Así, por ejemplo, merecen destacarse Turiguanó, órgano de los talleres literarios del regional Morón, en la provincia de Camagüey; Taller «Rubén Martínez Villena», en la propia capital camagüeyana; Con la Mies en Parvas, del regional Caibarién, en Las Villas, titulado ahora De Pronto... En La Habana se publicó algún tiempo El Pregonero de Jesús del Monte. Para lograr una mejor confección y uniformidad en estas revistas literarias, la Dirección Nacional de Literatura ha editado una «Guía para la confección de los boletines», que sin eliminar las iniciativas propias de cada taller, ayuda a una mejor y más organizada realización de este importante medio de difusión cultural. El punto 3 señala lo siguiente: «El boletín debe ser vehículo para que los integrantes de un taller den a conocer sus creaciones. Se hace esta aclaración porque hay boletines en los que colaboran compañeros que no pertenecen al taller que lo imprime. Esto no es en sí reprochable -por el contrario, podría resultar un útil y fraternal intercambio entre los talleres-, pero debe hacerse sin sacrificar a los compañeros que son miembros del taller que edita el boletín y evitando siempre que algún compañero más prolífico que los otros utilice estas publicaciones para darse a conocer ampliamente. El boletín es como un núcleo en torno al cual se agrupa el taller, y lo debe representar.» En el punto 4 orienta lo siguiente: «Asimismo, es conveniente que los boletines publiquen noticias sobre las actividades que realiza el taller, o culturales en general que hayan tenido lugar en la región y merezcan destacarse. También pueden publicarse materiales didácticos que sean de utilidad para la formación del escritor.» Principalmente en las capitales de provincia, los miembros de los talleres literarios colaboran en las páginas literarias de los periódicos y prestan su colaboración en programas radiales. También, dentro de su campo de trabajo, la Dirección Nacional de Literatura «... busca que los integrantes de los talleres literarios ofrezcan lecturas y charlas en centros de trabajo o de estudio, así como que participen en las actividades culturales que realizan nuestro organizaciones de masas». Una actividad que ha ido adquiriendo cada vez mayor importancia es la realización de encuentros entre talleres, tanto de una misma o de diferentes provincias como encuentros de carácter nacional. Manteniendo características similares a las de los talleres de base, a estos encuentros-debate concurren, según la instancia en que se desarrollen, los mejores trabajos, que son ampliamente analizados y discutidos. Sin duda, esto contribuye a que de año en año haya ido aumentando el nivel de los trabajos que se presentan, así como «... de los juicios que se emiten, de la exactitud para apreciar la creación literaria [...]. Se trata de un salto de calidad que nos indica que la labor de los talleres ha sido fructífera». Actualmente funcionan más de cien talleres literarios en todo el país. Muchos de sus miembros han recibido premios y menciones en diferentes concursos literarios, como el «David», convocado por la Unión de Escritores y Artistas de Cuba y la Unión de Jóvenes Comunistas. Ya que la superación de los participantes y la selección de los trabajos a presentar se realizan de una manera sistemática, los miembros de los talleres son evaluados semestralmente. Si el avance ha sido positivo, el autor es promovido a la Brigada «Hermanos Saíz», sección de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba destinada a los noveles. Por supuesto, esto entraña mayores responsabilidades, ya que la Brigada exigirá libros y un análisis de los trabajos mucho más riguroso; además, el brigadista deberá, como miembro destacado de su taller, asesorar a sus compañeros y a los otros talleres de la región donde realice sus actividades. En ocasión de efectuarse el Primer Encuentro Debate Nacional de los talleres literarios de todo el país, el miembro del Secretariado del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, comandante Antonio Pérez Herrero, envió un mensaje en el que exhortaba a los participantes a «... aprender de nuestro pasado, de los enaltecedores hechos de la construcción socialista, de nuestros genuinos valores literarios anteriores y presentes, de las elevadas conquistas culturales de los hermanos países socialistas y de las creaciones verdaderas de la cultura universal [para] crear obras artísticas a favor del hombre, de su felicidad y perfeccionamiento, con una rigurosa exigencia de calidad. y capaces de estar a la altura de los requerimientos de nuestro pueblo trabajador y combatiente»

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Recurso: Diccionario de la Literatura Cubana on Buho.Guru