VANGUARDISMO

Muertos Martí y Casal antes de la culminación de la guerra del 95, disperso por ésta el incipiente movimiento modernista y frustrado el ideal independentista de los cubanos por la intromisión de Estados Unidos en la guerra, la imposición de la Enmienda Platt y la dependencia económica absoluta de Cuba a Estados Unidos, la actividad literaria durante las primeras décadas del siglo XX cae en una postración que no logran erradicar los esfuerzos de algunos intelectuales, relacionados en su mayoría con la revista Cuba Contemporánea, y de posmodernistas animados por un ideal de belleza teñido de evasión, como Regino Boti y José Manuel Poveda, cuyos seguidores degeneran en manidas superficialidades de escaso valor estético. En 1923 marcan la salida del marasmo intelectual republicano hechos como la creación de la Federación Estudiantil Universitaria, la celebración del Primer Congreso Nacional de Estudiantes, la Protesta de los Trece, la formación del Grupo Minorista y la apertura de la Universidad Popular «José Martí». Pero el movimiento de renovación literaria, conocido con el nombre de vanguardismo, no se manifiesta hasta 1927, cuando se renueva el suplemento literario del Diario de la Marina y aparece en La Habana su principal vehículo de difusión, una revista que adoptaba el nombre del año en curso y que ha pasado a la historia de las letras cubanas con el subtítulo que se le agregó en minúsculas, Revista de Avance (1927-1930). Otras revistas habaneras vinculadas al vanguardismo fueron Atuei (1927-1928), de marcado sesgo político, y la Revista de La Habana (1930). Los esfuerzos más destacados en provincias se expresaron en la revista Antenas, de Camagüe, dirigida por Felipe Pichardo Moya, Manuel H. Hernández, Manuel P. Hidalgo y Félix Rafols, en el Grupo Literario de Manzanillo (Oriente), que mantenía la revista Orto, difusora a un mismo tiempo de obras posmodernistas y vanguardistas, y el Grupo H -creado por el poeta Juan R. Breá en Santiago de Cuba-, cuyos miembros publicaron en la Revista de Oriente (1928-1932) y de junio a septiembre de 1928 tuvieron a su cargo, en el Diario de Cuba, la «Página literaria del Grupo H», entre cuyos colaboradores figuraron Breá, Julián Mateo, Francisco Palacios Estrada y Amador Montes de Oca, joven caído en combate contra la dictadura machadista en 1933, de quien se publicó una recopilación de obras en prosa y verso titulada Vanguardismo y revolución (1936). Movimiento efímero, apenas dejó el vanguardismo libros que respondan por entero a sus concepciones; el más típico es, a juicio de Roberto Fernández Retamar, Surco (1928), de Manuel Navarro Luna. Esta escasez de libros hace que las publicaciones periódicas mencionadas y otras que acogieron ocasionalmente obras de autores vinculados al vanguardismo resulten de indispensable consulta para conocer este movimiento, que contó con poetas y prosistas como Emilio Ballagas, Mariano Brull, Alejo Carpentier, Eugenio Florit, Nicolás Guillén, Ramón Guirao, Manuel Navarro Luna, Regino Pedroso, Félix Pita Rodríguez, José Z. Tallet, con la adhesión momentánea de autores formados en escuelas anteriores, como Agustín Acosta, Felipe Pichardo Moya, Luis Rodríguez Embil y Miguel Galliano Cancio, y con escritores que sólo en este momento hicieron poesía, como Enrique Delahoza y Mariblanca Sabas Alomá. No se reunieron para publicar manifiestos los vanguardistas cubanos. Su impulso renovador no era coherente; nacía como respuesta a una situación política y literaria y logró arrastrar a posiciones progresistas a vacilantes intelectuales pequeño-burgueses. Ejemplo fehaciente de ello es la posición asumida en el instante definidor de 1959 por los editores que tuvo la Revista de Avance: tres de ellos Jorge Mañach, Félix Lizaso y Francisco Ichaso se exiliaron, mientras que permanecieron fieles a la Revolución Juan Marinello, Alejo Carpentier, José Z. Tallet y Martí Casanovas. Este último, desde la cárcel de La Habana, mientras era procesado por comunista, entrega en 1927 a Atuei un artículo del cual transcribimos el inicio, que refleja las disensiones existentes en el movimiento:

Puede hablárseles a los intelectuales «puros» de vanguardismo estético, sin despertar iras ni suspicacias. Pero la ideología revolucionaria integral, síntesis de una aspiración y un sentimiento que señala la iniciación de un nuevo régimen económico y social, asusta y empavorece con sólo señalarla a estos puristas del intelectualismo, que escudan su abstención tras la frágil trinchera de su embozada cobardía. Tampoco en lo formal tuvo el vanguardismo cubano unidad de hecho ni de proposito. Recibió libremente la influencia de movimientos de vanguardia que le precedieron en Europa y América, como el cubismo, el futurismo, el superrealismo, el ultraísmo, el creacionismo, el estridentismo, y los mezcló en muchas ocasiones con formas convencionales. Regino Boti y Roberto Fernández Retamar definen la poesía vanguardista como un esfuerzo por la libertad expresiva, la novedad y el movimiento, que se traduce en el abandono de las mayúsculas, de los moldes estróficos, la rima, la medida, la acentuación regular, la puntuación; los cortes tipográficos arbitrarios; la disposición de las palabras en la hoja de manera que sugieran lo expresado: ascensos, descensos, etcétera; el abandono de lo narrativo por el fraccionamiento del poema en series de metáforas sorpresivas, aunque no tanto si se las compara con las de los ismos precedentes; el uso frecuente de la prosopopeya; una nota de humor que rechaza todo sentimentalismo; los temas sociales, obreros y maquinísticos, que introducían abundantes neologismos. Martí Casanovas nos ha dejado un juicio sobre la Revista de Avance que puede hacerse extensivo a todo el movimiento: Sin idea expresa y deliberada de hacerlo, procedió a una revalorización que contribuyó en gran medida a sanear cualitativamente la producción literaria de aquellos años, provocando una estimulante reacción. Acabó, almacenándolos, con algunos mitos y falsos ídolos, con muchos tópicos y lugares comunes; fungió como un poderoso antídoto al patrioterismo tribunicio y la ampulosidad retórica, a la pirotecnia del vocablo y del adjetivo, reminiscencias del modernismo y la grandilocuencia colonial, y con la verbosidad americanista histórico-geográfica. Ensanchó el horizonte aportando nuevas inquietudes y nuevas ideas. A partir de 1930, bajo el influjo de la lucha revolucionaria contra la dictadura de Gerardo Machado, el impulso renovador un tanto desorientado del vanguardismo, aun cuando se deja sentir en obras posteriores, va escindiéndose rápida y progresivamente en dos líneas con metas propias más definidas, aunque portadoras de rasgos del movimiento: por un lado la poesía pura, que agudizó su libertad verbal en la jitanjáfora; por otro, la literatura social, incluida la afrocubana, que conservó esa libertad verbal manifestada en la onomatopeya negra, por ejemplo- y el sentido revolucionario.

BIBLIOGRAFÍA Boti, Regino. «Tres temas sobre la nueva poesía. I. De la armazón del poema, II. Del Verso y III. Directrices del poema», en Revista de Avance. La Habana, 2, 3 (19, 21 y 22): 50-51, 63; 91-93, 127-129, y 136, feb. 15, abr. 15 y may. 15, 1928, resp.|| Casanovas, Martí. «Seudo revolucionarismo estético», en Atuei. La Habana, (1): 8, nov., 1927.|| Fernández Retamar, Roberto. «Poesía vanguardista», en su La poesía contemporánea en Cuba (1927-1953). La Habana, Orígenes, 1954, p. 19-29.|| Mañach, Jorge. «Vanguardismo», «La fisonomía de las épocas» y «El imperativo temporal», en Revista de Avance. La Habana, 1 (1, 2 y 3): 2-3, 18-20 y 42-44, mar. 15, mar. 30 y abr. 15, 1927. resp.; «El estilo de la revolución» y «Vanguardismo: razón y saldo», en su Historia y estilo. La Habana, Editorial Minerva, 1944, p. 91-100 y 199-203, resp.|| Marinello, Juan. «Sobre el vanguardismo en Cuba y en la América Latina», en Recopilación de textos sobre los vanguardismos en la América Latina. Pról. y materiales seleccionados por Óscar Collazos. La Habana, Casa de las Américas. Centro de Investigaciones Literarias, 1970, p. 329-339.|| Ripoll, Carlos. «La Revista de Avance (1927-1930). Vocero de vanguardismo y pórtico de revolución», en Revista Iberoamericana. Pittsburgh (EE.UU.), 30 (58): 261-282, jul.-dic., 1964; La generación del 23 en Cuba y otros apuntes sobre el vanguardismo. New York, Las Américas Publishing, 1968.|| Saldaña, Excilia. «Vanguardia y vanguardismo. I, II y III», en El Caimán Barbudo. La Habana, 2a. época, (47, 48 y 50): 6-9, 4-9 y 9-11, jun., jul. y oct., 1971, resp.|| Santa Cruz Pacheco, A. «A propósito de vanguardismo» en Revista de Oriente. Santiago de Cuba, 1 (3): 18, sep., 1928.|| Vitier, Cintio. Lo cubano en la poesía. La Habana, Instituto del Libro, 1970, p. 370-374.

Recurso: Diccionario de la Literatura Cubana on Buho.Guru

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  1. vanguardismo — s m 1 Movimiento artístico y literario iniciado en el siglo XX, que busca formas de expresión estética distintas a las tradicionales, y que incluye escuelas como el cubismo, el surrealismo... Diccionario del español usual en México
  2. vanguardismo — m. Nombre genérico del movimiento de renovación y exploración artística surgido en el siglo xx, y que se plasmó en distintas escuelas o tendencias en todas las ramas del arte: el expresionismo llevó el vanguardismo al cine. Diccionario de la lengua española