TEATRO: SIGLO XX

Durante la primera mitad del siglo, la historia del teatro paraguayo no cuenta con muchos nombres que hayan trascendido las fronteras nacionales, con la posible excepción de Josefina Plá quien, además de ser autora y co-autora (con Roque Centurión Miranda) de varias obras teatrales, está entre los críticos que más han estudiado el teatro paraguayo. Como en otros países de Latinoamérica, razones de orden histórico-político y económico-social explican parcialmente el hecho de que el teatro haya sido, y continúe siendo, el género menos fecundo de la literatura paraguaya. En el caso específico del Paraguay, la inestabilidad política de las primeras décadas unida a una guerra internacional (i.e., la "Guerra del Chaco" contra Bolivia, 1932-1935), una terrible guerra civil (i.e., la Revolución de 1947) y una de las dos dictaduras más largas que registra la historia del continente americano hasta la fecha (i.e., la del general Alfredo Stroessner, 1955-1989; la otra es la de Fidel Castro, 1959-1994, año en curso) tienen un impacto negativo directo tanto en la cantidad como en la calidad de la producción teatral de este siglo. Sin embargo, durante las dos décadas que preceden a la Guerra del Chaco surge un interés teatral antes inexistente y numerosos autores estrenan dramas y comedias de carácter predominantemente popular, entre ellos Eusebio A. Lugo (1890-1953), Pedro Juan Caballero (1900-1946), Facundo Recalde (1896-1969) y José Arturo Alsina (1897-1984), el más célebre del grupo. No obstante haber nacido en la Argentina, Alsina vivió en el Paraguay desde muy niño y su obra dramática es netamente nacional aunque algunas de sus piezas reflejan influencias del teatro europeo: e.g., de Ibsen en El derecho de nacer y de Pirandello en La ciudad soñada. De enorme significación cultural para un país bilingüe como el Paraguay es la producción teatral de Julio Correa, autor de gran mérito e iniciador, en la década del 30, del teatro en guaraní en obras inspiradas en el contexto histórico-político de esos años, y en particular en la Guerra del Chaco. Otros representantes del teatro en guaraní de esa época son Francisco Barrios, Roque Centurión Miranda y Luis Ruffinelli. Durante las últimas cuatro décadas, entre los autores de obras más representadas, tanto dentro como fuera del país, se destacan en particular: Ernesto Báez, Mario Halley Mora, el más prolífico de este período y autor de varias piezas en "yopará" (voc. guaraní que significa "mezclado"), i.e., en español y guaraní; Alcibiades González Delvalle, tal vez el dramaturgo más polémico y controversial de los años ochenta; Ovidio Benítez Pereira, José María Rivarola Matto y Julio César Troche, para mencionar sólo a los más conocidos actualmente. La actividad teatral paraguaya cuenta con el apoyo del Ateneo Paraguayo y de la Escuela Municipal de Arte Escénico de Asunción, fundada por Centurión Miranda en 1948. Además de los dramaturgos ya mencionados, entre los nombres que también ocupan un lugar significativo dentro del teatro paraguayo contemporáneo deben figurar, entre otros: los autores y críticos José Luis Appleyard, Ramiro Domínguez y Ezequiel González Alsina; el actor, autor y ensayista Manuel E. B. Argüello; y más recientemente, el crítico y director Agustín Núñez y la dramaturga y guionista teatral Gloria Muñoz, quienes llevaran a escena (bajo la dirección de aquél y la adaptación teatral de ésta), con gran éxito de público (1991), una versión teatral de Yo el Supremo (1974), la novela más conocida de Augusto Roa Bastos.

Recurso: Diccionario de la literatura Paraguaya on Buho.Guru