injerto cutáneo

Porción de piel implantada para cubrir áreas en las cuales se ha perdido la piel debido a quemaduras o lesiones o a la extirpación quirúrgica de tejido enfermo. Para evitar el rechazo hístico de injertos permanentes, se toma la piel del propio cuerpo del paciente o del de un gemelo idéntico. Se puede utilizar la piel de otra persona o animal como cobertura temporal en áreas de extensas quemaduras, para reducir la pérdida de líquidos. Se han utilizado varias técnicas, entre ellas el injerto de pinzamiento, de espesor parcial, de espesor completo, pediculado y en malla. En el injerto de pinzamiento, se colocan trozos de piel de 0,5 cm a modo de pequeñas islas en la zona donante, que crecerán hasta cubrirla. El injerto de espesor parcial consiste en láminas formadas por las capas de piel superficiales y algunas profundas. Los injertos son suturados en su lugar; se pueden aplicar apósitos de compresión para asegurar el contacto, o bien puede dejarse la zona expuesta al aire. El injerto de espesor completo contiene todas las capas de la piel, siendo más duradero y eficaz para las zonas que soportan peso y son más propensas al roce. El injerto pediculado es aquel en el cual una parte permanece unida a la zona donante, mientras que el resto es trasladado a la zona receptora. Su propio riego sanguíneo se mantiene intacto, y no se le desprende hasta que el nuevo riego sanguíneo se ha desarrollado completamente. El injerto de malla está compuesto por múltiples rebanadas de piel nueva. Si prende, cualquier tipo de injerto estará perfectamente establecido en unas 72 horas.