negocio
Entre los antiguos romanos era costumbre que las clases acomodadas se dedicaran exclusivamente al cultivo de las artes y de las letras, renunciando por completo a cualquier otra tarea. Estas actividades, más placenteras que necesarias, recibían el nombre de otium, es decir, 'ocio'. Al resto de trabajos, más manuales que intelectuales, se les daba la denominación un tanto peyorativa de nec otium, o sea, 'no ocio', de donde viene nuestra palabra. Con el paso del tiempo, la palabra negocio pasó a referirse sobre todo a actividades de tipo lucrativo, y hoy nos encontramos escritores, pintores y filósofos que reciben el poco afectivo apelativo de negociantes.
Diccionario del origen de las palabras