peseta
Curiosamente, no está nada claro el origen de la palabra con la que damos nombre a nuestra moneda nacional hasta la implantación del euro. La mayoría de los investigadores se decanta por la idea de que se trata de un diminutivo de la palabra peso, moneda ya existente cuando se empezaron a acuñar a principios del siglo XVIII, posiblemente en algunas misiones jesuíticas de California, lo que acabarían siendo las pesetas.
Dentro del caótico sistema monetario español de la época, el peso, llamado también peso duro equivalía a veinte reales, como nuestra moneda de cinco pesetas o de duro, y la nueva moneda equivaldría a la quinta parte de un peso, o sea, a cuatro reales. Esta sería, según muchos etimólogos, la razón del nombre peseta, o sea, 'peso pequeño'. Se olvidan de un detalle: el sufijo diminutivo -eta es catalán y la palabra castellana debería haber sido *pesita o *pesilla. De todas formas, sabemos que las primeras pesetas peninsulares eran catalanas, pues se acuñaron en Barcelona por orden del rey José I Bonaparte en 1808, con lo que podría quedar justificado el diminutivo.
Existe otra teoría, basada en esta acuñación catalana, que hace derivar el término del catalán peçeta, diminutivo de peça, es decir, 'pieza pequeña', 'moneda pequeña', en referencia tanto al tamaño como al valor. No sería extraño que los dos posibles orígenes se entrecruzaran en la historia de nuestra palabra. >> perra.
Diccionario del origen de las palabras