tocayo
Era costumbre entre los romanos que, al llegar la comitiva nupcial a la casa de los recién casados, la novia, en señal de sumisión, se dirigiera al novio con las palabras ubi tu Caius, ibi ego Caia, 'Allí donde tú (seas llamado) Cayo, yo (seré llamada) Caya'. La frase cobró carta de naturaleza en el derecho romano y el nombre Cayo pasó a ser en latín, como >> fulano en español, el apelativo con el que se hacía referencia a alguien cuyo nombre se ignoraba. Es posible que la expresión tu, Caius, reducción de la frase anterior de la que saldría nuestro tocayo, se acabara aplicando ya en latín a las personas de nombres iguales.
Aunque la hipótesis anteriormente apuntada parece bastante más sólida, hay quien ha sugerido como origen de tocayo el término náhuatl, lengua de los aztecas, tocaytl, 'nombre' y también 'fama'.
Diccionario del origen de las palabras