A la ira y al enfado, darles vado.
Esto es, esquivarlos hábilmente. Como los músicos de aquella orquesta contra los cuales su director, Toscanini, en súbito arrebato de ira, arrojó una vez su reloj de pulsera. Se hizo el silencio, pero algunos días después el ilustre director recibió junto al reloj, ya reparado, otro de pacotilla que decía: «Éste, sólo para los ensayos.».
Recurso:
Diccionario de refranes, dichos y proverbios
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