A la mujer casada, el marido le basta.
Porque la mujer honrada -dice- sólo debe complacer a su marido y no mostrarse galante con los otros hombres, pues en tal caso bien podría aplicársele aquel otro refrán: La mujer del ciego, ¿para qué se afeita?
Recurso:
Diccionario de refranes, dichos y proverbios
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