Ni padre, ni madre, ni can que le ladre.
Es expresión de completa orfandad y desamparo, y con ese sentido suele utilizarse. Se trata, por tanto, de un equivalente al Vae soli! («¡Ay del que va solo!») del Eclesiastés.
Recurso:
Diccionario de refranes, dichos y proverbios
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