No es rico el que más ha, mas el que menos codicia.

Porque el codicioso, por mucho que posea, nunca se sentirá satisfecho, pues siempre creerá tener menos de lo que le corresponde. En su obra Vida de Marcos de Obregón dice Vicente Espinel: «Son los codiciosos como la esponja, que aunque chupa todo el agua de que es capaz, ni está harta, ni le aprovecha.».