Quien de pulga llega a liendre, da un picotazo que enciende.
Así sucede cuando un don nadie, por obra del azar, consigue éxito o buena fortuna. Lo expresan con el mismo énfasis otros refranes: Un piojo en la altura, qué locura, y Un piojo resucitado, ¡cómo pica el condenado!
Recurso:
Diccionario de refranes, dichos y proverbios
on Buho.Guru