meterle a alguien las cabras en el corral

Asustar a alguien. Convencer a una persona de algo mediante amenazas. No vas a adelantar nada amenazándome. Iré si me apetece, que a mí nadie me mete las cabras en el corral. Existía la costumbre en algunos pueblos de que las cabras de un determinado pastor fueran hechas presas y llevadas a los corrales comunales de los concejos cuando destrozaban las propiedades de los vecinos. Así mismo, los pastores encerraban en los corrales a las cabras si sentían la amenaza de lobos o zorros. Por cualquiera de estos dos caminos puede venir la expresión.

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