no comerse una rosca

No conseguir alguien lo que se propone, especialmente en lo que se refiere a ligues o conquistas de carácter más o menos amoroso. No entiendo cómo tú, con lo guapo y lo simpático que eres y con tanto que vas a las discotecas, no te comes ni una rosca. No está claro el origen de la locución, pero, puestos a suponer, no sería extraño situarlo en las verbenas madrileñas de zarzuela y sainete, en las que uno de los métodos reconocidos de ligue era invitar a las mozas a roscos, roscas, rosquillas o churros. Comerse una rosca sería, pues, sinónimo de haber conseguido el objetivo o, por lo menos, de haber sentado las bases para conseguirlo.

Recurso: Diccionario de refranes, dichos y proverbios on Buho.Guru