quedarse con un palmo de narices

Quedar alguien en ridículo o frustrado en lo que esperaba conseguir. Cuando me dijo que ya no quería salir conmigo me quedé con un palmo de narices. Palmo era una antigua medida de longitud que aludía a la distancia entre el extremo de los dedos pulgar y meñique con la mano en extensión. Seguramente la expresión está relacionada con esa forma de hacer burla, que consiste en poner el dedo índice en la punta de la nariz, extender la mano y mover los dedos. De todas formas, dado que la expresión puede muy bien igualarse a «quedarse como un tonto», podría también referirse a las enormes y ridículas narices postizas que se ponían quienes representaban en el teatro papeles de graciosos o de tontos, las mismas que hoy se ponen los payasos del circo.

Recurso: Diccionario de refranes, dichos y proverbios on Buho.Guru